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Carlos Andrés Vera | El legado de un farsante

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¿El motivo para la barbarie? Mantener los subsidios a los combustibles

Leonidas Iza escribió en la última línea de su libro Estallido una de las pocas frases que lo revelan con autenticidad: “comunismo indoamericano o barbarie”. Con esas palabras, el personaje le planteó una elección al Ecuador: o su ideología o el caos. No contento con la barbarie de octubre de 2019, Iza levantó un nuevo paro criminal en 2022, esta vez de 18 días. Entre ambos eventos, Ecuador vivió violencia, sabotaje, pérdidas humanas y un quiebre social de cicatrices profundas. Cerca de 3.000 millones en daños acumulados y una sensación de extorsión permanente: si el gobierno de turno no se somete a sus demandas, el país se pone patas arriba.

Sabemos, por la información que ha surgido con los años, que no actuó solo. El correísmo, grupos subversivos como los guevaristas y hasta Norero cumplieron un rol en esos paros criminales. Vimos a la capital y a sus ciudadanos sitiados, a Cuenca sin alimentos, a Ambato con el agua potable contaminada. Por todo eso, Iza debió ser juzgado por rebelión o terrorismo, pero fue amnistiado en combo por la Asamblea Nacional, disfrazándose de luchador social para escabullirse entre causas que nunca fueron suyas.

¿El motivo para la barbarie? Mantener los subsidios a los combustibles. Que si subía la gasolina, los más pobres cargarían con el peso. No hubo tal. Luego justificó su violencia con la violencia que sufre Ecuador. Gracioso: secuestró policías y militares, destruyó UPC y vehículos del Ejército. Su discurso apenas menciona la minería ilegal, el mayor despojo criminal, ambiental y cultural en territorio. Sus seguidores repiten que sin lucha en la calle no hay cambio social. ¿Qué cambio hubo, aparte de más desempleo y precariedad en la sierra, sobre todo en Quito? ¿Qué comunidad indígena avanzó un solo paso?

“Comunismo indoamericano o barbarie” no admite progreso para nadie. Fue una declaración de principios y esto quedó claro en la negociación televisada de octubre de 2019, cuando el gobierno propuso redirigir parte del ahorro por la eliminación de subsidios hacia programas sociales destinados, entre otros, a las comunidades indígenas. Era una oportunidad concreta de cambiar para bien el destino de los sectores más vulnerables. Iza no la tomó. Prefirió que Ecuador mantuviera los subsidios. Y abandonó la capital, triunfante.