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Carlos Alberto Reyes: Del blindaje legal a la disciplina fiscal

Avatar del Carlos Alberto Reyes Salvador

Bajo la dolarización el Banco Central no puede imprimir dinero

La dolarización ecuatoriana, vigente desde hace 25 años, ha brindado estabilidad monetaria y baja inflación a nuestra economía. Sin embargo, mantener este esquema no depende solo de leyes o enmiendas, sino de una disciplina macroeconómica férrea que permita una sostenibilidad en el largo plazo.

Se debate una enmienda constitucional para consagrar al dólar como moneda oficial. Si bien este respaldo legal es positivo, resulta insuficiente sin políticas fiscales coherentes.

La estabilidad del dólar requiere cuentas ordenadas, sin embargo, los déficits persistentes han amenazado su sostenibilidad. Controlar el déficit ha sido un desafío permanente, y la historia demuestra que cuando se relajó la disciplina fiscal la dolarización se vio comprometida. Ninguna ley reemplaza la prudencia fiscal. Mantener ese equilibrio con reglas estrictas que frenen el endeudamiento y el déficit es fundamental para sostener la dolarización, pues ningún blindaje legal estará por encima de la disciplina fiscal.

Para sostener la dolarización, es crucial evitar la emisión monetaria sin respaldo.

Bajo la dolarización el Banco Central no puede imprimir dinero; cualquier intento de crear pseudomonedas, como los tan cacareados ‘ecuadólares’, sería dinero inorgánico, sin ningún tipo de respaldo, que minaría la confianza.

Inyectar liquidez ficticia solo ocultaría temporalmente el desequilibrio, pero tarde o temprano faltarían dólares auténticos para importaciones y pago de deuda, provocando una crisis de balanza de pagos y un posible colapso de la dolarización. Por ello debe prohibirse cualquier emisión que no esté 100 % cubierta por dólares reales.

Del mismo modo, el Gobierno no debe interferir en la liquidez del sector privado. Usar fondos privados para financiar al fisco erosiona la confianza. En el gobierno anterior, el Banco Central canjeó reservas por bonos del Tesoro (USD 9.000 millones), dejando un descalce: hoy solo dispone de reservas para cubrir cerca del 58 % de sus pasivos. Para evitarlo, el Estado debe abstenerse de apropiarse de la liquidez privada.

La confianza en la seguridad de los depósitos es fundamental; cualquier atisbo de control estatal la minaría y pondría en riesgo la dolarización.

La dolarización tampoco se sostiene cerrando las fronteras a los capitales internacionales. El país debe mantener la credibilidad externa para asegurar el flujo de divisas: honrar sus deudas y conservar acceso al crédito evita quedarse sin liquidez. El Banco Mundial advierte que es necesario recuperar la confianza de los mercados para sostener la estabilidad económica.

Se requieren instituciones sólidas que blinden la dolarización de vaivenes políticos. La Ley de Defensa de la Dolarización fue un avance al limitar la interferencia del Ejecutivo en el Banco Central, pero puede ser revertida por una mayoría legislativa.

Sería adecuado elevar a rango constitucional la prohibición de financiar al fisco con emisión; incluso se ha propuesto prescindir del Banco Central para eliminar de raíz esa tentación.

Solo con instituciones fuertes y disciplina fiscal y monetaria constante se podrá preservar la dolarización y la estabilidad que esta ha brindado a la economía ecuatoriana.