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Unidad, no enfrentamientos inútiles

Avatar del Byron López

El pueblo no puede vivir entre la libertad y el miedo. El problema que confrontamos no es de fácil solución’.

Todo el país está consiente de que lo que está viviéndose en estos momentos es una verdadera guerra entre bandas delincuenciales internacionales manejadas y dirigidas por el narcotráfico contra el Estado ecuatoriano .

Una guerra no se la puede enfrentar con paños tibios. El pueblo no puede vivir entre la libertad y el miedo.

El problema que confrontamos no es de fácil solución. Tiene raíces profundas que se remontan a muchos años atrás por la manera como se han manejado las cárceles y las penitenciarías, en las que no se ha cumplido ni con la rehabilitación, ni con la reeducación, ni con la resocialización de los presos.

Los gobiernos de turno pensaron equivocadamente que lo fundamental era la construcción de grandes edificios destinados para centros de reclusión de presos. Y punto. El populismo penal hizo que nuestros legisladores carentes de conocimientos jurídicos y desconocedores de doctrina penal y penitenciaria dictaran leyes penales en las que se criminaliza toda conducta y para contentar a quienes creen que los delitos desaparecen con aumentar las penas, las aumentaron sin ton ni son.

Nuestra legislación penal no considera a la prisión preventiva como la última ratio, por lo que los jueces disponen la prisión sin ver si esta es oportuna y congruente con la infracción materia del proceso o con la persona del infractor. Y entonces, en las cárceles se encuentran individuos que hurtaron un reloj junto a asesinos de alta peligrosidad. No existe en las cárceles la debida separación entre delincuentes de alta peligrosidad y los de mínima peligrosidad. De allí el hacinamiento y la promiscuidad que agravan la situación. Por estas consideraciones y muchas más es necesaria la unidad de la sociedad toda del país, para encontrar soluciones inmediatas y a largo plazo. Debemos dejar de ser inmediatistas para mirar con los ojos puestos hacia diez o veinte años adelante, como lo hacen todos los pueblos que ahora son del primer mundo.

Seguiremos en esta columna de opinión analizando este problema con la intención de aportar en algo a su solución.