Premium

El nuevo ministro de Gobierno

Avatar del Byron López

Que sea una persona que entienda perfectamente bien que lo político no solamente es ganar, sino gobernar’.

La renuncia de Alexandra Vela era una muerte largamente anunciada porque ella, no obstante ser capaz e inteligente, no estaba a la altura para solucionar los graves problemas que desde el punto de vista político confronta el Ecuador en estos momentos, en los que hay una Asamblea Nacional obstruccionista y dedicada a desestabilizar al régimen.

El minuto histórico que vive nuestro país es de tal naturaleza que creer que la política es el arte de lo posible es reaccionario, pues la política amplía el límite de lo posible. De tal manera que quien sea ministro de Gobierno debe ser un político, una persona que se “ponga el país al hombro”, no con simples palabras, sino en verdad para “jugarse la vida” por sacar al pueblo adelante. Que sea una persona que entienda perfectamente bien que lo político no solamente es ganar, sino gobernar.

El ministro de Gobierno nombrado en reemplazo de Alexandra Vela está llamado a buscar consensos y diálogos de verdad, sin promesas y sin ofrecimientos mercantilistas de naturaleza alguna, para que sea consecuente con las palabras de Lasso en el sentido de que en su gobierno no habrá actos de corrupción, que los denunciará, lo que a la vez permitirá deshacerse de sus colaboradores corruptos.

Nadie es perfecto sobre la faz de la tierra. La imperfección es parte de la condición humana. El país sabe que el ministro últimamente nombrado fue parte del gobierno de la revolución ciudadana. Pero, asimismo, sabe que una de las cualidades humanas es la de arrepentirse a tiempo de lo que se hizo mal.

Hay profunda preocupación en el pueblo ecuatoriano por ver en acción al nuevo ministro. El pueblo votó por Lasso porque sabe perfectamente qué hubiera sucedido si ganaba Arauz.

La preocupación nacional es consecuente con Arnold Tonybee, quien dijo: “No podemos permanecer indiferentes a lo que suceda en política porque el mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que estén gobernados por quienes sí se interesan”.