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¡Sueños de perro!

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"...obsesivos, producto de su mentalidad populista, que se caracteriza por mentir por cada diente, por aparecer como el salvador del mundo, aunque previamente lo haya despedazado, es Rafael Correa Delgado"

La filosofía popular está llena de adagios, de “dichos “, de frases que encierran en pocas palabras mensajes profundos. Uno de ellos es “tener sueños de perro”, que no significa otra cosa que soñar con algo que no podrá cumplirse por razones miles, aunque se diga también que “soñar nada cuesta”.

Pues bien, quien tiene “sueños de perro” obsesivos, producto de su mentalidad populista, que se caracteriza por mentir por cada diente , por aparecer como el salvador del mundo, aunque previamente lo haya despedazado, es Rafael Correa Delgado. Este ser humano, desde su escondite en Bélgica, a donde dijo que se iba hastiado de la política, a descansar con su familia, en sus sueños de perro pretende regresar al país para ser algo de elección popular, sin querer entender que el pueblo lo rechaza, ya que por motivo alguno considera honesto que llegue a una función designado por él en las urnas, cuando sobre sus espaldas pesan delitos penales para los que la Constitución ordena que no hay prescripción para la acción penal ni para la pena. 

El delito de cohecho, cuya sentencia en su contra ha sido ratificada en segunda instancia por la Corte Nacional de Justicia, y que deberá ser “recontrarratificada” cuando se dicte la sentencia dentro del recurso de casación al que deberá acogerse para “demorar”, servirá para que quede inhabilitado a ser nada en este país. 

Sin embargo, para que sus “sueños de perro” se desvanezcan más hay que tomar en cuenta que él pretende ser elegido vicepresidente, para lo que anda buscando un movimiento político de “alquiler” que lo cobije, sin acordarse que para ser vicepresidente se deben reunir los mismos requisitos que para ser presidente, como lo ordena la Carta Magna. 

Uno de esos requisitos es el de que no puede aspirar a esta dignidad quien ya fue elegido por dos veces. Correa ya lo fue. Luego, fuera. Pero como el vicepresidente solo sirve para reemplazar al presidente, ¡no cabe que lo reemplace quien ya fue presidente por dos veces...! ¡Que siga con sus “sueños de perro!