Columnas

Mentalidad disruptiva

La convergencia de IA, robótica y otras tecnologías está esfumando los axiomas conocidos acerca de la empresa, el trabajo, la generación de riqueza

A pesar de los retrocesos globales en casi todo lo que toca la política con su vara viciosa y del panorama apocalíptico que pintan los medios y las redes sociales -la sangre vende-, la humanidad libre -admitiendo la relatividad de este concepto- ha logrado progresos extraordinarios en las últimas décadas. Son notables los avances y aplicaciones en los campos de la ingeniería genética, la conectividad digital masiva, la inteligencia artificial, la robótica, energías limpias, radicales transformaciones para la salud, la educación, la generación de riqueza, así como el aumento de las posibilidades de acceso universal a recursos por la reducción de costos. Un iPhone 5, a un precio de US$ 50 o menos en el mercado tiene 2,7 veces más capacidad de procesamiento que la más poderosa computadora del año 1985, que se vendía por US$ 32 millones. El fenómeno de la digitalización acerca cada día a millones de personas a las herramientas necesarias para alcanzar el bienestar.

Hans Rosling prueba, en su imperdible obra ‘Factfulness’, que la mayoría de la población mundial vive en países con ingresos medios, que en los últimos 20 años ha disminuido a la mitad la población en extrema pobreza, que la expectativa mundial de vida ha subido a 70 años, que a la mitad ha caído en el último siglo el porcentaje de gente que muere por desastres naturales, que 80 % de los niños de hasta un año han sido vacunados, e igual porcentaje de la población mundial tiene acceso a electricidad. En 1965 la mayoría de la población mundial vivía bajo las métricas que calificaban a las naciones en desarrollo; para 2017 el 85 % de la humanidad entró ya dentro de la caja que se solía etiquetar como el mundo desarrollado.

Hasta hace tan solo 15 años, la inteligencia artificial (IA) seguía siendo una promesa teórica con poca concreción comercial. Hoy, gracias al aumento exponencial de la capacidad computacional, aplicaciones IA escriben código binario a partir de una instrucción conceptual, lo mismo que artículos y exámenes para MBA de Wharton o respuestas a complejos enigmas. La convergencia de IA, robótica y otras tecnologías está esfumando los axiomas conocidos acerca de la empresa, el trabajo, la generación de riqueza. Sin embargo, seguimos como humanidad atrapados en creencias, falacias, estructuras y leyes de organización social y política inauguradas siglos atrás.