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Bernardo Tobar Carrión: Signos

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Lo que hizo León XIII es llamar a los empresarios a introducir justicia en las relaciones laborales

Ante la inmensa autoridad moral que ejerce el sumo pontífice, que traspasa las fronteras de la iglesia militante y suscita acciones concretas, surge la tentación de descifrar en sus mensajes y gestos alguna clave ideológica. ¿Será un papa de izquierda o derecha, progresista o reaccionario? Pero son preguntas vanas, categorías políticas, ajenas al orden místico.

Tan equívocas son estas etiquetas aplicadas a la acción eclesial que a Benedicto XVI se le tenía por conservador, no obstante su activa participación asesorando al bloque que impulsó el Concilio Vaticano II y redactó sus principales documentos, el esfuerzo más significativo de reforma y modernización de la Iglesia desde el Concilio de Trento cuatro siglos antes. 

Por su parte, la doctrina social de León XIII en ‘Rerum Novarum’ inicia afirmando que “un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios”. Y a correr que todo es pampa, se diría, y se dijo en la marxista Teología de la Liberación décadas más tarde. 

Pero ‘Rerum Novarum’ es una condena frontal al socialismo, una demostración contundente de que el igualitarismo quebranta la libertad humana y una defensa de la propiedad privada cimentada en el derecho natural y el Evangelio. Lo que hizo León XIII es llamar a los empresarios a introducir justicia en las relaciones laborales, precisamente para que no la impusiera la injerencia estatal de la que tanto desconfiaba, una posición inconciliable con la de Fratelli Tutti de Francisco.

Moldearon a Benedicto la escolástica -sostenía, siguiendo a Santo Tomás, que el catolicismo es la religión de los filósofos-, y la experiencia existencial de San Agustín, a la que dedicó su tesis doctoral. El nuevo Papa es el primer agustino y la elección de su nombre sugiere no solo un énfasis en la doctrina social de Rerum Novarum, sino también el rigor tomista que engranó teología con filosofía, cuya revitalización motivó otra encíclica de León XIII, ‘Aeterni Patris’, y a cuyo estudio el propio León XIV le dedicó un doctorado en derecho canónico en la Santo Tomás de Roma, sumando a sus estudios en matemáticas y filosofía.

Estas son las vetas formativas de León XIV, amén del Espíritu Santo. Veo un papa con muchas luces propias, profundidad doctrinal y el talante unificador que solo aporta la acción misionera.