Premium

Beatriz Bencomo | La matemática brutal del Ecuador de Noboa

Avatar del Beatriz Bencomo

Noboa fue reelecto con el 55,62 %, nueve de once preguntas las ganó en consulta popular

Los números que funcionan y los que no: por qué algunos indicadores suben mientras otros se desploman

En la edición impresa plantee una paradoja desconcertante: Ecuador tiene números que progresan y números que colapsan simultáneamente. La matemática brutal del sentido común: cuando las cifras oficiales contradicen la experiencia cotidiana, algo no cuadra. Aquí profundizo en esa contradicción -y en las preguntas que quedaron abiertas sobre hiperpresidencialismo y comunicación política-.

Los datos de Stephanie Macías, Fausto Ortiz y César Febres-Cordero en el Radar estratégico revelan una arquitectura económica que funciona para algunos indicadores mientras falla para otros. Pero hay capas del análisis que van más allá de las velocidades diferenciadas.

Los números que sí funcionan

La data económica es impresionante. Fausto Ortiz desplegó las cifras duras: reservas internacionales de USD 6.900 millones, deuda pública reducida del 51,23 % al 50,58 % del PIB, riesgo país a la baja llegando a ‘momentums’ aspiracionales, recaudación tributaria con incremento de USD 500 millones. Los mercados financieros leen Ecuador como una historia de estabilización exitosa.

El contexto geopolítico favorece. César Febres-Cordero aportó el marco internacional: entorno favorable, reconocimiento por enfrentar el crimen organizado visiblemente, apertura estratégica hacia Brasil. Ecuador tiene credibilidad externa creciente.

Los resultados electorales confirman la gobernabilidad, pero con matices. Stephanie Macías documentó: Noboa fue reelecto con el 55,62 %, nueve de once preguntas las ganó en consulta popular. Sin embargo, su análisis revela una apuesta riesgosa: la hiperpresidencialización está funcionando por ahora, pero enfrenta desgaste si no entrega resultados rápidos.

Los números que no funcionan

Pero esos mismos días que se registraron esos datos positivos, convivían con una realidad devastadora:

- Solo tres de cada 10 bachilleres acceden a la universidad

- 50 % de quienes ingresan abandonan la carrera antes de terminar

- 250.000 estudiantes han desertado de colegios

- 20 % de jóvenes son ‘ninis’ (BID)

- Entre enero y junio de 2025, entre 1.200 y 1.300 menores fueron detenidos por crimen organizado - Se estima que unos 3.000 niños y adolescentes están involucrados en bandas criminales (dato Radar estratégico). Otras fuentes internacionales advierten que hasta el 60 % de los integrantes de grupos delictivos en Ecuador son menores de edad.

- La tasa de homicidios es 38.76 por cada 100.000 habitantes (dato Radar Estratégico). Reportes recientes de organismos internacionales ubican esta cifra en un rango entre 38 y 45 por cada 100.000 habitantes, dependiendo del año y la fuente.

¿Cómo puede un país tener indicadores financieros en progreso e indicadores sociales devastadores simultáneamente?

La división de velocidades

Ecuador opera con dos velocidades de cambio:

- Alta velocidad: exportaciones, sistema financiero, remesas (USD 6.000 millones anuales), inversión extranjera.

- Baja velocidad: educación, empleo formal, institucionalidad social, prevención del delito.

El Estado mide el éxito por la alta velocidad. La ciudadanía experimenta deterioro en la baja.

Más allá de las velocidades: la apuesta del hiperpresidencialismo

La pregunta del impreso -¿por qué la hiperpresidencialización genera expectativas de resultados rápidos cuando los problemas estructurales requieren tiempo?- toca la estrategia de Noboa.

Stephanie Macías identifica la hiperpresidencialización como apuesta política deliberada. El capital político de Noboa sigue alto, especialmente entre jóvenes y mujeres. Su narrativa de ‘modernización’ y ‘mano dura’ aún tiene tracción, pero depende de resultados visibles.

La estrategia es concentrada: unifica decisiones, acelera procesos, evita negociaciones largas. Funciona para credibilidad externa, pero es inherentemente vulnerable.

El ‘timing’ es la trampa: las expectativas aceleradas chocan con la realidad de que los problemas estructurales requieren tiempo.

Por qué esta división es funcional al sistema

La separación no es un accidente, sino un resultado estructural:

- Los indicadores macro mejoran porque las fuentes de divisas (petróleo, remesas, exportaciones) operan con ciclos rápidos, independientes del deterioro social.

- El sistema financiero se fortalece porque concentra esos flujos.

- La credibilidad internacional crece porque los mercados priorizan las áreas dinámicas.

- La gobernabilidad se sostiene porque parte del electorado se beneficia de las áreas rápidas, aunque sobreviva en las lentas.

Los riesgos empresariales que nadie menciona

César Febres-Cordero advierte que, pese al entorno macro favorable, persisten la inseguridad jurídica y la tensión institucional. Para las empresas, esto implica planes de contingencia y reubicación de talento. El crimen organizado sigue afectando cadenas logísticas e inversión, especialmente en Guayaquil, Esmeraldas y Orellana, recordando que lo social termina contaminando lo económico.

La trampa comunicacional que no se ve

La segunda pregunta del impreso -¿cómo comunicar logros macro sin desconectarse de la experiencia cotidiana?- revela un problema más profundo que la simple medición de indicadores.

El problema no es solo optimizar para indicadores internacionales, sino cómo esos indicadores se convierten en relato oficial. El gobierno comunica cifras rápidas y visibles -riesgo país, reservas, recaudación- porque son fáciles de mostrar y generan titulares de estabilización.

Pero esto abre una brecha peligrosa: lo que se comunica no coincide con lo que se vive. Las familias no experimentan reservas récord ni reducción de prima de riesgo; experimentan deserción escolar, inseguridad, desempleo juvenil.

El efecto búmeran narrativo: una estrategia pensada para ganar credibilidad internacional puede erosionar legitimidad interna, amplificando la brecha entre discurso y experiencia cotidiana.

La estrategia no es abandonar los datos macro, sino construir puentes comunicacionales: mostrar cómo cada avance financiero se traduce en resultados tangibles para la gente. Sin ese puente, la estabilización corre el riesgo de ser vista como irrelevante.

La paradoja no resta méritos a la estabilización macroeconómica, pero exige una lectura más completa de la sostenibilidad del modelo.

La pregunta pragmática y lo que viene: ¿Puede Ecuador mantener cifras macro positivas mientras la base social se descompone?

- Técnicamente: sí, por algunos años más.

- Políticamente: depende de si lo rápido financia aceleración en lo lento.

- Socialmente: no de manera indefinida.

Ecuador enfrenta una carrera entre diferentes ritmos de cambio:

- ¿Qué tan rápido las áreas dinámicas pueden generar oportunidades reales para las estancadas?

- ¿Qué tan rápido las problemáticas pueden expandirse y afectar las exitosas?

Hoy, los datos sugieren que los problemas se aceleran más rápido que las soluciones.

La cuenta regresiva

Como señalé en el impreso, Stephanie Macías resume la situación: Ecuador entra en “una etapa de posibilidad, pero no de certeza”. Tiene una ventana de 3-5 años para convertir el éxito financiero en absorción social masiva.

La matemática real es demográfica: si el 60 % de los miembros de bandas criminales son menores y el 8,1 % de los adolescentes admite pertenecer a una banda delictiva, estamos viendo la generación que definirá el Ecuador de los próximos 15 años.

El desenlace dependerá de la capacidad del Estado de transformar el éxito financiero en oportunidades sociales: si lo logra, los indicadores se vuelven sostenibles; si no, se vuelven irrelevantes.

La matemática es brutal, pero no inevitable. Y ahí radica tanto la esperanza como la urgencia de esta ‘etapa de posibilidad’.