Columnas

Nuevas costumbres en tiempos de COVID

"Evolucionar es bueno, millones de años lo validan, pero creo que siempre debemos tener un ojo puesto en lo que para nosotros es, o debAprender a adaptarnos a situaciones que no son las mejores, a medidas que no son siempre justasería ser, normal, para no alejarnos demasiado de esa normalidad"

e
"Aprender a adaptarnos a situaciones que no son las mejores, a medidas que no son siempre justas".expreso

“No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.

Esta conocida afirmación de la teoría de la evolución de Charles Darwin es, según mi humilde opinión, un arma de doble filo...

La adaptación al cambio es un rasgo característico de inteligencia, pero hace poco leí una frase de Julio Cortázar que afirmaba: Hasta lo inesperado acaba en costumbre cuando se ha aprendido a soportar.

Por un lado somos conscientes de la importancia de la adaptación, tener las herramientas necesarias para poder evolucionar con el entorno y adaptarnos a los cambios, pero por otro, el ser humano tiene una capacidad asombrosa para “acostumbrarse” a todo y en el camino de esa adaptación al cambio corremos el riesgo de ver como normal situaciones o realidades que no deberían serlo.

Salir a la calle por primera vez después de una cuarentena como la que hemos tenido que vivir impacta sobremanera. Ver a las personas con mascarillas, guantes y en algunos casos uniformados como astronautas, actuando de una manera determinada y marcada por los nuevos protocolos de bioseguridad, seguro que le ha impactado a mucha gente.

En mi caso particular, mi encierro en la cuarentena por motivos profesionales y personales no ha sido tan radical y he estado viendo el desarrollo de los días en primera persona. Esa exposición a la nueva realidad más intensa que la que ha podido tener el resto, ha hecho que lo inesperado se convirtiese en una costumbre que he aprendido a soportar.

Pero cuando hablo con personas de mi entorno más cercano, a las que tengo en muy alta estima y considero inteligentes, me impacta el efecto que les ha causado ver hacia dónde hemos tenido que evolucionar para adaptarnos a la nueva realidad del mundo, con la sombra del coronavirus presente a diario.

Yo he podido ver esa evolución más de cerca y he aprendido a soportarla adaptándome de la mejor manera, pero… ¿esto debería ser algo positivo?

Aprender a adaptarnos a situaciones que no son las mejores, a medidas que no son siempre justas, a ver como normal cosas que no deben serlo, a vivir la vida con limitaciones y miedos que antes no había, es el arma de doble filo de la adaptación.

Evolucionar es bueno, millones de años lo validan, pero creo que siempre debemos tener un ojo puesto en lo que para nosotros es, o debería ser, normal, para no alejarnos demasiado de esa normalidad que nos da estabilidad; esa normalidad que nos permite abrazar, reír, disfrutar y volver a vivir nuestra vida con precaución pero sin miedos, y no volvernos esclavos inconscientes de aquello a lo que, a la fuerza, nos hemos acostumbrado.