La irresponsable decisión del Gobierno de Daniel Noboa de ingresar sin autorización a la Embajada de México en respuesta a la insultante decisión de Andrés Manuel López Obrador de concederle el asilo político a un prófugo como Jorge Glas, es de esos temas - sin desmerecer su importancia - que desvían la atención de otros también relevantes. ¿De qué hablaba el país antes de esta crisis diplomática? De la guerra contra el narcotráfico; de los casos Metástasis, Purga, Plaga, Nene y otros; de la salpicadura de dos de estas investigaciones fiscales sobre la Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano; de la consulta popular; de la inestabilidad en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social; del aumento del IVA al 15 % y de la oleada de demandas de inconstitucionalidad en su contra, por citar algunos temas relevantes.

¿Qué interés puede tener el presidente Daniel Noboa en desviar la atención sobre estos temas? Claramente ninguno. Su interés es otro. Sin embargo, decisiones insólitas como incursionar en una embajada de otro país funcionan; sin querer queriendo, acaparan la atención del más distraído.

¡Qué gran favor le hace Noboa al correísmo ahora que se hablará menos de Ronny Aleaga y sus vínculos con el prófugo Xavier Jordán, que en su lugar se muestran junto con México como las víctimas! ¡Qué gran favor le hace Noboa a los socialcristianos ahora que Pablo Muentes pasó a un segundo plano! ¡Qué gran favor le hace Noboa al Consejo de Participación Ciudadana, que podrá tranquilamente cimentar su abrupta y sospechosa transición! ¡Qué gran favor se hace a sí mismo Noboa, al mostrarse duro contra la corrupción, la impunidad y la delincuencia organizada de cara a una consulta popular, pese al atropello al derecho internacional!

Somos una sociedad que vive en la euforia del día a día. Nos empalagamos con la declaración de Mayra Salazar o la agenda de Carolina Jaume, y archivamos en nuestra cabeza otros temas importantes.

Que el impasse con México no desvíe nuestra atención de, por ejemplo, el enorme nivel de desinformación ciudadana sobre las 11 preguntas de la consulta, a dos semanas de ir a las urnas. O de que el correísmo y el socialcristianismo se niegan a hacer un ’mea culpa’ sobre las salpicaduras de Metástasis y Purga. O de que el CPCCS no aporta en nada a la sociedad y debe desaparecer. Esos temas también son importantes.