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Un nuevo año

Avatar del Abelardo García

"...que en educación por ejemplo, volvamos a vivir y disfrutemos del encuentro personal"

Aunque todo indica que el 2021 será también un año complejo y difícil, no podemos cerrarle las puertas al espíritu de Navidad con el que venimos, y hemos de esperar por tanto, que las condiciones mejoren para que poco a poco nuestra sociedad y la comunidad mundial vuelvan a vivir su tan anhelada normalidad, esa que se perdió, esa que se esfumó del mundo desde el mes de marzo pasado.

Así es, y esperamos que de repente todo mejore, que en educación por ejemplo, volvamos a vivir y disfrutemos del encuentro personal que, ciertamente, es una característica fundamental y ‘sine qua non’ del hecho educativo. Sí, que nos reencontremos como comunidad educativa, que padres, profesores y alumnos vuelvan a convivir las expectativas del enseñar-aprender.

El encuentro supone, por cierto, el regreso a la presencialidad, el que de alguna manera hayamos logrado organizarnos para que profesores y alumnos vivan el ambiente áulico, se sumerjan en él y lo disfruten en su totalidad, devolviéndole al mundo educativo los gestos, las miradas, las preguntas y respuestas, que son flamas vivas del ambiente áulico, ese ambiente que es entusiasmo, que es trabajo conjunto, que es bullicio y felicidad.

Esperamos pues, entonces, que con el reencuentro de la comunidad y la presencialidad, cada quien vuelva a cumplir el rol que le compete y asumirlo en plenitud, a conciencia y a 

cabalidad, para que el padre sea padre, el maestro, maestro y el alumno, aprendiz.

Se vuelve vital poner de nuestra parte para conseguir este objetivo si no queremos arriesgar la salud mental, espiritual y afectiva de nuestros niños y jóvenes.

Un nuevo año que implicará retos especiales: readaptación a espacios y distinta metodología, llenar vacíos, complementar actividades acaso olvidadas por la separación y la distancia; en fin, adquirir nuevamente aquellas vivencias que pudieren haberse olvidado en este año lectivo anterior, de alejamiento y separación; año que implicará mayores exigencias para el profesorado, que en algunos casos tendrá que trabajar la programación de dos años: del que pasó y del que se inicia.