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Adiós al amigo

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Lúcido como siempre, hasta en sus últimos días, se anticipaba a la historia y se desesperaba por la construcción de un mejor Ecuador

No fue educador pero sin duda a muchos nos enseñó a observar, analizar, a comprender y a definir la realidad nacional; esa realidad del Ecuador profundo, de la patria adentro, de la que hablaba en estas mismas columnas y ya hace mucho tiempo Alejandro Román Armendáriz.

No fue educador pero sin duda, Galo Martínez Merchán enseñó con su forma de trabajo, con su tesón, con su búsqueda de la verdad a una pléyade de comunicadores, a vivir y a sentir el periodismo como él lo vivía: con entusiasmo, con pasión, con devoción.

En efecto, Don Galo, como le decían sus colaboradores, no fue profesor, pero sin embargo en más de una ocasión, acogía, aconsejaba, guiaba y orientaba a quienes trabajaban con él en la resolución de problemas aun de índole personal, porque creía en el otro, porque creía en la persona humana y porque supo ser, sin duda, un buen líder de su equipo.

Amable pero no pusilánime, bueno y gentil pero sin ser un mentecato, enérgico pero sin ser verdugo, conducía a su escuadrón de periodistas para revelar claramente la realidad y buscar siempre la verdad. Quienes hablaban con él salían siempre de su oficina con una sonrisa en los labios.

Sin duda Galo fue una de las mentes políticas más importantes, por intuitivas y claras, que ha tenido nuestro país.

Tenía sentido de oportunidad y capacidad para retratar al personaje político en sus verdaderas intenciones y condición, tenía el don de gentes y el coraje para mediar y congraciar, como para enfrentar al equivocado y al falso profeta.

Claro en sus ideas, certero en sus juicios, veraz en su expresión, no le negaba a nadie su palabra, su sugerencia, su consejo.

S supo amar a su patria y la sintió hasta el final. Unos días antes de su partida conversábamos sobre el Ecuador de estos tiempos, sobre sus riesgos, sus complicaciones y sus retos. Lúcido como siempre, hasta en sus últimos días, se anticipaba a la historia y se desesperaba por la construcción de un mejor Ecuador.