Abelardo García: La odisea de enseñar Sociales

Hay que a enseñar a ese niño a amar esa patria que no ve y a sentirse parte de lo que siente lejos
Las fiestas patrias vale recordarlas, recuperarlas, celebrarlas y hacerlas nuestras. Por eso, este 24 de Mayo sería bueno conversar con hijos, nietos y alumnos para acercarlos no solo a la gesta, ya en sí misma importante, sino a sus actores, sus líderes: los militares y patricios que, desde distintas latitudes del país y de fuera, la hicieron posible, heredándonos libertad y una historia de ya más de dos siglos.
Enseñar esto hoy es difícil, pues cuesta a los alumnos imaginar la epopeya. Desde sus transportes modernos, sus chats y las pantallas, no logran dimensionar las largas jornadas a pie o a caballo, los esfuerzos de aquellos hombres o la sangre derramada por abstractos ideales que hoy no reconocen ni valoran; sin contar con los esnobismos que nos hacen asumir como propios la cultura, moda, costumbres y actuares de Estados Unidos, de la Europa de hoy o de otros lares.
La otra dificultad para el profesor es la actualización, la información y el encuentro con las nuevas revelaciones. Pues cada descubrimiento, cada documento o estudio que entrega luz sobre los hechos, ha aportado cambios entre la historia que aprendimos alguna vez y la realidad que hoy se devela.
Egipto, Grecia, Roma, el Incario, otras tantas civilizaciones anteriores, nuestra patria y los mismos huancavilcas, son otros a partir de los aportes que ha dado la historiología, lo que obliga a estar al día o quedarse en el pasado.
Si enseñar historia se complicó, no se diga la cívica. Bienvenida la inserción que de esta ha hecho el ministerio, mas hay que trabajarla con pinzas, pues antes era fácil: la nación, el país, la república, el Estado, no se diga la soberanía, eran conceptos complementarios que se unían en la patria. Hoy, la geopolítica los divorcia: “Ataco tu territorio, pero no es a tu nación; es a mi enemigo que está en tu país”. Y, obvio, que cosas así confunden a un alumno y lo pierden, siendo entonces nuestra tarea el ubicarlo lógicamente.
Pese a todo, hay que enseñar a ese niño a amar esa patria que no ve y a sentirse parte de lo que siente lejos.
El reto es hacer buenos ciudadanos.