Abelardo García Calderón | Corregir posturas

La espina dorsal es el gran soporte que nos mantiene erguidos y en clara posición humana
Aquella tarde estaba ya acomodado en mi asiento de avión, junto al pasillo, revisando una de esas clásicas revistas de aerolínea, cuando una sombra se detuvo a mi lado y un murmullo llegó a mis oídos.
Intuí que me pedía pasar a su asiento de ventana. Era una señorita de entre 16 o 17 años, que sin alzar la cabeza ni retirar por siquiera un segundo su mirada de la tableta que portaba en sus manos, pasó a su asiento y se instaló en él, manteniendo su postura mientras sostenía ahora sus manos sobre sus piernas para soportar mejor el dispositivo.
Durante las dos horas y media de vuelo se mantuvo así: estática, clavada de bruces sobre el adminículo y, seguramente, engullendo con su mirada toda la información o el ocio que la entretenía. La cascada de rubia cabellera se desplomaba sobre esa tableta que tenía el imán suficiente para mantener una cerviz inclinada como joroba de búfalo y unas manos en posición supina soportando el aparato.
Acaso, por la clásica arrogancia del adolescente o por el desconocimiento de las diversas teorías que sobre evolución y estructura del cuerpo humano en el siglo XXI se han lanzado, la joven menospreciaba y se desentendía de lo correcto y adecuado. No cambió de posición jamás; poniendo lejos de su pensamiento el daño corporal que se hacía al permanecer tanto tiempo en la misma postura.
El asunto no tendría relevancia si aquella condición, si aquella imagen fuese aislada y no tan común para nuestros jóvenes que, para informarse, para conversar, para distraerse, terminan cabizbajos mirando al aparato que sostienen sobre sus manos.
Padres y educadores debemos trabajar fuerte para salvar nuestra columna vertebral, para hacer comprender a nuestros adolescentes que la espina dorsal es el gran soporte que nos mantiene erguidos y en clara posición humana, posición que por otra parte, el hombre tardó mucho tiempo en conseguir y conquistar.
En clases, en reuniones, en todo momento, pidamos a niños y adolescentes corregir la posición de su cuerpo para preservar la salud y nuestra condición humana.