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Abelardo García Calderón | Alerta: Clara campanada

Con la torpe judicialización de la disciplina y con la total inclusión que se obliga, se creó un fuerte caldo de cultivo

Leer la noticia, impactarnos, conmovernos, pero no extrañarnos, se nos dio a la vez. Y no nos extrañamos porque, de alguna manera, era un hecho esperable dadas las circunstancias de nuestros tiempos y las que atraviesa nuestra adolescencia: un alumno, dentro de su establecimiento educativo, le quitó la vida a un profesor que se “entrometía” para que no dañe a una colega.

Sin duda, el hecho amerita reflexión y resoluciones, pues se vuelve urgente revisar no solo la falta de autoridad que se les ha restado a los educadores -no se diga a las instituciones-, sino también, la decisión que nos vuelve al pasado, al permitir una inclusión absoluta y abierta sin mantener tamices especiales y capacidad de respuesta de los planteles. Con la torpe judicialización de la disciplina y con la total inclusión que se obliga, se creó un fuerte caldo de cultivo.

Así es: profesores e instituciones, incapaces y prohibidos de sentar normas; resoluciones disciplinarias que llegan tarde, mal y nunca; complacencia por magnificados derechos de niños y adolescentes y por el clientelismo casi servil al padre de familia, nos ha llevado a vivir momentos extremos en las aulas.

Mucho se complica el marco disciplinario de un colegio cuando, más allá de la inexistencia de autoridad, se abre puertas negando la urgencia de especialización a todo caso de discapacidad, que lamentablemente hoy, por razones aún no del todo esclarecidas, crecen y se multiplican, aturdiendo a un profesorado que no tiene respuestas por no estar ni preparado ni amparado por las normas.

Lo ocurrido en Manta, que sale a la luz por su magnitud, es solo la punta del Iceberg, y esto debe alertarnos. No es solo cuestión de seguir corrientes ilusorias y teorías no comprobadas, que ciertamente han dejado un rastro de indisciplina, agresión y violencia en todas las latitudes.

Reflexionemos y actuemos: devolvamos la disciplina a las instituciones y forjemos una profesional y especializada educación que forme con dignidad, atendiendo las particularidades en centros específicos.