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Abelardo García: Aterrizar los sueños

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Es importante ecuatorianizar los sueños, bajarlos a los niveles de aula adecuándolos a las necesidades de cada grupo

Los frescos vientos de renovación, que usualmente salen de la evolución de la teoría pedagógica, la creencia no siempre cierta de que los grandes cambios educativos vienen desde la academia, el ímpetu de los años jóvenes y el deseo natural y plausible de mejora, en ocasiones se conjuntan para dar impulso a la renovación de un sistema educativo. Así, pensamos en planes de educación a largo plazo, en golpes de timón que nos renueven y nos lleven a un futuro mejor. Y parece que algo de esto se está dando en nuestro ministerio.

Sin embargo, hay que tener cuidado, hay que aterrizar los sueños, hay que trabajar con los pies en la tierra, teniendo claro el material humano con que contamos, el momento educativo pedagógico en que cada estamento de la educación se encuentra, las necesidades y falencias que presenta el sistema nacional en que nos movemos. Como solemos decir, es importante ecuatorianizar los sueños, bajarlos a los niveles de aula adecuándolos a las necesidades de cada grupo.

Las teorías pedagógicas sin duda son maravillosas, pero tienen sus raíces en las sociedades y culturas de los pedagogos que las piensan, que las crean y las lanzan, y ciertamente hay distancias culturales, socioeconómicas y de costumbres y tradiciones significativas entre una sociedad y otra, entre una nación y otra.

Los trasplantes ‘per se’ no siempre dan buenos resultados. ¿Cómo aprenden nuestros niños? ¿Cómo enseñan nuestros maestros? ¿En qué infraestructura se mueven? ¿Con qué tecnologías se apoyan? Son cosas que deben considerarse para emitir una nueva proclama de reestructuración y reformas.

La mente humana no siempre puede dar saltos significativos de manera brusca e impuesta. La inmersión violenta a rajatabla solo resulta para el uso de recursos y tecnologías ante los que el docente aprende porque aprende, pero en asuntos pedagógicos que atañen la forma de pensar, su lógica, la forma de aprender, hay que proceder con cautela para que los planteamientos y objetivos que buscamos no fracasen y encuentren fundamentos intelectuales y de enseñanza-aprendizaje sobre los que asentarse.