Tras repetir el viejo piropo -de un refinado machismo- según el cual las mujeres gobernarían el mundo mejor que los hombres, Obama ha cometido la enorme irresponsabilidad de absolutizarlo y afirmar que ellas son “indiscutiblemente mejores” que ellos. Esa memez solo nos haría reír por su dogmatismo si no estuviéramos en un momento político en el que el feminismo radical intenta copiar el patrón tiránico del machismo en favor de su grupo. Porque esa afirmación da excusas al extremismo machista para oponerse a la igualdad. Apenas puede concebirse, pues, una opinión más dañina para el progreso en la convivencia pacífica y democrática entre los sexos.

Paula Rosales Muñoz