El reto de educar virtualmente

En un país donde más del 60 % de los hogares no cuenta con acceso a internet, el sistema de enseñanza a través de las diferentes plataformas digitales es un reto.

Si bien estamos enfrentando una grave emergencia sanitaria, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero que nos obliga a quedarnos en casa durante un periodo indefinido, necesitaríamos ser más empáticos al momento de analizar la educación virtual en nuestro contexto local.

Partiendo del punto más básico que sería la conectividad a internet en los hogares, habría un alto porcentaje de estudiantes que no podrían acceder a sus clases, a no ser que asistan al cíber, donde habría afluencia masiva de chicos a costo de los padres y violando todas las medidas de restricción bajo las que estamos.

Además están aquellos hogares en los que hay más de un estudiante y un solo computador, donde los padres hacen teletrabajo en el mismo horario de conectividad de los alumnos.

En este contexto, muchos de los niveles de educación inicial básica no podrían aplicar a las clases virtuales sin la tutoría completa de un adulto, lo cual supondría a alguien totalmente libre para recibir las clases en conjunto con los niños, teniendo en cuenta que en los tiempos que corren, a pesar de estar encerrados todo el día, nos encontramos con adultos agotados física y mentalmente de lidiar con las preocupaciones que la situación actual nos impone.

Además de tareas domésticas, cuidado de niños pequeños, compras, mandados, teletrabajo y ahora más educación virtual.

Si analizamos el grupo de los más grandecitos, es decir secundaria, no todas son iguales, ni funcionan de la misma manera. En un mundo donde las desigualdades priman a todo nivel, analicemos la división más básica: Un buen número de colegios privados ya cuentan con sus plataformas propias y a sus docentes altamente capacitados para impartir las clases, versus las secundarias públicas, donde basta oír en las noticias cómo lo maestros claman por conectividad y preparación.

Ma. de Lourdes Tamayo Mendoza