Rescatar al río Guayas y al estero Salado

Es inconcebible que se burlen de las obras de carácter urgente como el dragado del río Guayas, o el rescate del estero Salado. Han pasado más de 50 años de ofertas de campaña en campaña y contratos otorgados fallidos, egresando millones de dólares que perdemos. El Sr. Morales repitió la jugada al anular el contrato vigente con el ejército, perdiéndose más millones de dólares. El tiempo sigue su marcha. Basta de tanta jugarreta. Ahí está el resultado de la sedimentación que se fue acumulando, en el islote frente a La Puntilla, sumándose al área de ella imposible de destruir. El tiempo sigue su marcha y seguiremos desperdiciando el dinero de los contribuyentes. Los exprefectos han actuado negativamente en lograr poner en vigencia un contrato definitivo. Recordemos la majestuosidad del Guayas, que permitía la navegación de buques de alto calado, cargando el banano de exportación; el traslado de lanchas con pasajeros hacia Durán y barcos con pasajeros y carga a distintos destinos como a isla Puná, Posorja, Salinas y muchas otras localidades.

Ojalá que la actual perfecta, da muestras de alta eficiencia en sus actuaciones ponga fin a esta negligencia absurda. Lo mismo sucede con nuestro maravilloso estero y la sedimentación que crece vertiginosamente frente a la isla Santay. ¿Esperaremos a que la sedimentación llegue a las orillas de Guayaquil y el ramal del Salado desde la altura del Albán Borja hacia el puente Cinco de junio y la pavimentaremos con asfalto? ¡Qué crueldad en contra la maravillosa naturaleza! En las próximas elecciones elijamos a elementos sin antecedentes penales, anulemos a los falsos discapacitados y que publiquen todos sus nombres, prohibiéndoles aspiraciones a futuros cargos públicos. Otorguen los carnés a los verdaderos discapacitados.

Antonio Abad C.