El paro perjudicial

El pueblo lo necesita y espera una rectificación para progresar en paz

En honor a la paz, el Gobierno y los líderes del paro nacional llegaron a un acuerdo con algunos reparos, tras 18 días. Las protestas sociales son legítimas, siempre y cuando se den por causas justas que conduzca a la población a mejores días. Por otro lado, es difícil cuantificar el perjuicio causado por la paralización de la Conaie, a la que se sumaron agrupaciones amigas de la violencia callejera. Nada justifica el terrorismo y la anarquía. El grupo de indígenas, que apenas representan 7 %, ha conseguido el encarecimiento de algunos alimentos, insumos y materias primas, cuyos precios se han hasta cuadruplicado y será difícil bajarlos ya que nadie controla. ¿Quién responde por las pérdidas? ¿Quién financió estas movilizaciones? Un “poncho dorado” no representa sino a su delirio dictador y todavía ensucia, al compararlo con él, el nombre del revolucionario jacobino Robespierre. Es el momento de poner freno a esos desadaptados, disfrazados de representantes del pueblo. Ahora son varios los aspectos sobre lo que hay que reflexionar y hacerlos cumplir. Es decir, en especial, por las razones anotadas, debe garantizarse que en esta ocasión no reine la impunidad para quienes causaron tanto caos y zozobra. Un cambio de rumbo es necesario y posible para quienes todavía creemos en la democracia y confiamos en ella. El pueblo lo necesita y espera una rectificación para progresar en paz.

Robespierre Rivas Ronquillo