Luto por la comunicación

Pienso que la comunicación es la sangre que da la vida a la sociedad y por ello me preocupa enormemente que cualquiera se pueda parar tras el micrófono de una radio, quemando el tiempo con contenido de vergüenza, sin saber ni siquiera vocalizar; que todos los canales de televisión en mayor o menor medida, “deban” recurrir al reguetón, exhibicionismo del cuerpo femenino y noticias burdas, y que el escalofriante término ‘influencer’ tenga el peso que ha alcanzado, sin importar de qué tipo de influencia se está hablando. Consterna presenciar cómo los medios de comunicación (tradicionales y nuevos) se han convertido en un caldo de cultivo de antivalores, almacenes de basura y en muchos casos, catapultas para que cualquiera con señal pueda llegar a masas con cualquiera que sea su mensaje.

Es peligroso. Es preocupante. Por los vulnerables, por nuestros niños y jóvenes, pero también por los adultos incautos, crédulos y sin un criterio que les permita discernir lo que debe consumir su cerebro y lo que no. ¿Quién se suma a los pocos periodistas y comunicadores de profesión que comprenden la seriedad y lo delicado de este oficio, que se han preparado para investigar, conectar y entregar contenidos de calidad?

Paula Pettinelli