Existen parejas inconformes; con el pasar del tiempo se cansan de la rutina matrimonial, comienzan a menospreciar a sus parejas con fuertes epítetos y traumas psicológicos, sin medir consecuencias. La pareja llega a refugiarse en otros brazos cariñosos cuando el matrimonio está desgastado por la rutina y el estrés. Se plantean una tapicería amorosa ante la sociedad, cuando la realidad es un infierno. Esa coraza de ambos se convierte en una relación tóxica, solapada, atrapada, con daños colaterales. Van en búsqueda de nuevos placeres sexuales efímeros fuera del hogar. Si no estás satisfecho contigo mismo, jamás lo estarás con quién te rodea.

Javier Valarezo Serrano