¡La falta de razón sí pide fuerza!

Luego de que no les dio resultado el juicio político contra el presidente Lasso, ahora la Judicatura les toma la posta

Es de conocimiento público que el recinto legislativo fue convertido en centro de operaciones de los enemigos del país, o sea de aquellos impresentables y obsecuentes lacayos de las mafias políticas y narcoterroristas quienes, envilecidos por el poder que les otorga el voto popular asegurado por el acostumbrado fraude electoral, se dedicaron a tiempo completo a conspirar contra el Gobierno, y desecharon la obligación de cumplir sus verdaderas funciones.

Se intuye que existe ‘plata grande’ de por medio, en maletín y puesta en bandeja, para lograr la impunidad del prófugo mayor y de sus secuaces, y mantener sin control el territorio nacional para que puedan operar las bandas narcodelictivas; por esto, ya observamos que los aspirantes a la Asamblea, en donde el voto tiene precio, la mayoría de ellos sinvergüenzas sin autoestima, muy afanosos, raspan sus cascos para lanzarse a la arena, puesto que ven muy cerca la oportunidad de su vida para enriquecerse, traicionando la protección de la soberanía nacional, la integridad y el futuro de nuestro país.

Luego de que no les dio resultado el juicio político contra el presidente Lasso, ahora la Judicatura les toma la posta y se propone, mediante rebuscados argumentos e ilegítimas atribuciones, defenestrar de su cargo a la fiscal General, funcionaria proba y valiente, en quien los ecuatorianos honestos reconocemos su magnífico y ejemplar desempeño.

Si los integrantes de la Asamblea (cuando está vigente) y de las instituciones relacionadas con la justicia y los órganos de control incumplen abiertamente el desempeño adecuado de sus funciones e insisten en provocar el caos y la desestabilización del Estado, están dando un claro mensaje de repudio a la democracia.

Sin embargo, ellos están ahí gracias al voto de la mayoría de ciudadanos, lo que significa que esa mayoría comparte los mismos intereses y nefastos propósitos (es fácil colegir cuáles son los motivos, ante la inocultable presencia de mafias que integran el narco y microtráfico de drogas).

Ante estas circunstancias cabe plantearse: ¿vivimos en democracia o estamos sometidos a la dictadura del voto de la mayoría?

Leonardo Cueva Piedra