¿Existe el derecho a la vida?

Puede parecer broma esta pregunta; sin embargo, esto que para la teoría de los Derechos Humanos es  obvio o evidente,  en los últimos días ya no nos resulta tan claro.  La última sentencia de la Corte Constitucional sorpresivamente eliminó delitos y derechos humanos: limitó el derecho a la vida dentro del vientre con una excepción más; si fuimos concebidos en una violación, queda anulado. Imaginemos a una niña de 2 años cuya vida es resultado de ello. 

Su madre ha sufrido mucho y la considera una carga, perdió su trabajo y la familia no la apoya. Si ella quisiera “decidir” matar a su hija por el malestar que le causa, ¿debería la ley autorizar desmembrar y apuñalar a la niña o dejarla morir de hambre aplicando los mismos motivos que hoy inspiran la legalización del aborto? En la misma lógica, ningún médico debería ir preso por ayudar a una mujer a matar a su hijo de 1, 2 o 3 años si ha sido fruto de una violación; ayudarla a matar sería mostrar compasión por ella. 

Confío en que la mayoría de lectores tiene el sentido común para darse cuenta de que matar no debe ser legal. Todos los niños tienen derecho a vivir, porque han nacido, porque son humanos y matarlos ofende la dignidad que todos los humanos compartimos. Poco importa el evento que nos trajo a la vida, las circunstancias de nuestra existencia no disminuyen nuestro valor ni nuestra humanidad, aunque algunos piensen que se trata de algo diferente porque el bebé ya ha nacido. 

Las diferencias se deben al factor tiempo. Ninguna de ellas altera su humanidad. Encontramos al mismo ser humano pero en una versión más joven y desarrollada de acuerdo a su edad gestacional. Nada se le agrega, es la misma sustancia. Apoyar a las mujeres que pasan por esta situación es un deber moral urgente, su bienestar es importante. Exijamos que la sociedad y la ley ofrezcan verdaderas soluciones integrales, no violentas, que no exijan quitarle la vida a seres humanos inocentes.

Tania María Zegaib Saab