Disparate de un disparatador

La disolución de la Asamblea y el cese de funciones del presidente de la República que establece la Constitución (art. 148), y que se ha dado en llamar muerte cruzada, fue designio del disparatador y prófugo de la justicia que reside en Bélgica. El dislate (la muerte cruzada) no tuvo otra intención que crear el caos, y como su exorbitado y maléfico ego le afirmaba que estaba predestinado para gobernar indefinidamente por mandato divino, los legisladores de Montecristi por el temor reverencial que le profesaban introdujeron en la Constitución el óbito cruzado, antes de que a ellos se les cruce la muerte política. No es conveniente para el país y su estabilidad democrática que el presidente Lasso utilice esta trampa correísta, pues si lo hace incurriría en un lamentable harakiri político, cumpliendo el deseo de la trilogía de la intriga (Correa, Nebot e Iza), lo que daría lugar a que los complotados se feliciten mutuamente por el deber cumplido (la conspiración).

Dr. Guillermo Pérez de Castro