Denunciar abusos a menores ayuda a erradicarlos

En Ecuador sufrimos igual conmoción con el caso de la niña Emilia ocurrido en 2018. En ambos hay un factor común: el autor material conocía a la víctima.

La muerte de la niña Fátima ocurrida en México conmocionó a Latinoamérica. ¿Por qué? Porque su fallecimiento no fue natural, ella fue violada, sufrió agresión física, su cadáver desnudo fue envuelto en plástico y abandonado en un basurero. En Ecuador sufrimos igual conmoción con el caso de la niña Emilia ocurrido en 2018. En ambos hay un factor común: el autor material conocía a la víctima.

El asesinato de Fátima, nos entrega tres lecciones muy importantes para la sociedad: 1) Según versiones obtenidas de los esposos responsables del asesinato, la mujer decidió darle la niña Fátima a su marido para salvar a sus hijos de ser violados por su esposo, dado que el conviviente había solicitado una “novia joven”. Para ella, Fátima fue un simple “intercambio”. Alegar el instinto de protección de madre para defender a los hijos no tiene cabida. Razonar es gratis: lo que no se quiere para un hijo tampoco se impulsa para un hijo ajeno.

2) Fue la tía del hombre involucrado quien denunció a los esposos asesinos. Una mujer humilde no dudó en clamar justicia. Cuántos padres en cambio hacen maromas para que sus hijos no paguen sus errores, convirtiéndolos en reincidentes. 

3) Ante amenaza de abuso sexual infantil, denunciar es lo mejor porque los intercambios son lo peor.

Ec. Marysol del Castillo