En defensa del modelo guayaquileño

Aspiro a que con estos argumentos tenga una crítica más equilibrada y una mejor perspectiva de nuestro modelo de gestión.

En la edición de este martes 5 de mayo de 2020, se publicó en el Diario de su dirección, el artículo del señor José Hernández, bajo el título “¿Nebot sale mal parado?”, del cual me permito puntualizar:

Señor Hernández, usted asegura que poco funciona nuestro modelo de gestión y revela su cariño por los impuestos, concepto perjudicial para el pueblo en esta crisis. También critica que exijamos las rentas que corresponden a Guayaquil.

Usted demuestra absoluto desconocimiento de lo que sucede en Guayaquil. La tragedia que vive y vivió tiene un actor principal: El Estado central colapsado, deficiente e ineficaz. Y digo Estado y no Gobierno, pues esos lastres se arrastran por años.

Sin embargo, las competencias municipales como obras públicas, agua potable, alcantarillado, recolección de basura, transporte urbano, mercados, fumigaciones, bomberos, han funcionado sin problemas. ¿Modelo fallido? No lo creo.

La alcaldesa, que usted minimiza, ha puesto más de 30 millones de dólares en esta crisis; 18 mil pacientes han sido atendidos con oxígeno, medicamento y seguimiento médico. Muchas vidas se han salvado y otras más están por salvarse. Habilitamos la ex Maternidad Sotomayor y el Centro de Convenciones, que han ayudado a descongestionar el colapsado sistema público hospitalario, siempre deficiente.

Cuatrocientos mil personas han sido asistidas con kits alimenticios, dos hoteles llenos de personal médico, hospedado bajo costo municipal, auxilio ante violencia intrafamiliar y un sinnúmero de acciones municipales que desconoce u omite en su análisis. ¿Modelo fallido? No lo creo.

Este modelo genera confianza, credibilidad y liderazgo que logra una coordinación con el sector privado, como la que encabeza Jaime Nebot. Su liderazgo atrae para auxiliar a la ciudadanía, así como plantear algunas alternativas para la reactivación productiva económica que me atrevo a mencionar algunas: Canjear con la Banca Nacional créditos tributarios y obtener parte de los 12 mil millones disponibles para reactivar la economía del país.

En cuanto a los bonos, hay que dejar de pagar intereses y tener liquidez inmediata de 1.600 millones.

No renovar al menos 20 mil nuevos contratos. Es un ahorro de 360 millones de dólares al año.

Me sorprende que con su inteligencia nunca haga un análisis de las propuestas que Nebot y nuestra agrupación política sí ha planteado al país, al Gobierno y la Asamblea. Aspiro a que con estos argumentos tenga una crítica más equilibrada y una mejor perspectiva de nuestro modelo de gestión.

Andrés Roche Pesantes