Las cosas ahí, no hay que virar la cara

El coro de la canción Decisiones de Rubén Blades dice: “Decisiones, cada día, alguien pierde, alguien gana, ¡Ave María! Decisiones, todo cuesta. Salgan y hagan sus apuestas, ciudadanía” encaja perfectamente en lo observado en el trayecto a mi hogar. En horas de la mañana vi a un niño vendiendo caramelos; su argumento para impulsar las ventas era reunir dinero para comprar sus útiles de escuela. En la tarde lo vi nuevamente, pero esta vez con su uniforme de colegio caminando alegremente. Horas después vi a unos adolescentes limpiar parabrisas y vender productos; un conductor junto a mi vehículo me indicó que no les compre porque el dinero les sirve para adquirir sustancias sujetas a fiscalización, lo que confirmé cuando saqué a pasear a mi mascota. El olor del humo a su alrededor confirmaba su viaje en la galaxia Z.

Es lamentable ver juventud hacer mal uso de su propio esfuerzo para autodestruirse. Los dos personajes de mi relato obtienen recursos a través de la informalidad pero el destino que les dan cada uno de ellos es lo que marca la diferencia. Eso es su crecimiento o destrucción.

La Biblia dice: “Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal”, frase que invita a padres de familia o a quienes tengan a cuidado a menores de edad, a dialogar y reflexionar sobre la toma de decisiones que marcarán su destino.

Ec. Marysol del Castillo