Cartas | Un homenaje a Marcia Gilbert de Babra por haber fundado Fasinarm
Ella reconoce que su logro fue un trabajo en equipo, con el apoyo constante de su esposo, paciente y tolerante
El 6 de septiembre concurrí al auditorio del MAAC al homenaje a Marcia Gilbert de Babra, para presenciar el documental Ser parte: un legado de pasión, inclusión y resiliencia, producido y montado por J. Felipe Bohórquez y otros colaboradores. Con sala llena y la presencia de Marcia se iniciaron las palabras de bienvenida a cargo de un alumno de Fasinarm. Empezó el documental con fotografías y videos de pequeños en las aulas, recibiendo clases con amor, logrando grandes avances en niños y adolescentes que antes eran excluidos. Hubo momentos de gran emoción en el público; niños y jóvenes asimilando, y padres agradecidos porque sus hijos tendrían un mejor futuro.
Marcia, muy joven, viajó a París y otros países; al volver, trajo la gran idea de fundar Fasinarm. No fue sencillo: desde encontrar el lugar adecuado hasta vencer barreras sociales hacia personas con discapacidad. Ella reconoce que su logro fue un trabajo en equipo, con el apoyo constante de su esposo, paciente y tolerante.
Marcia, recientemente viuda y con problemas de salud, se mostró muy emocionada y agradecida por este homenaje en vida, sintiendo el cariño de padres, amigos y asistentes que reconocemos su labor de amor y voluntariado. Confesó sentirse algo cansada, pero no faltó el humor: una señora no logró hacer una tarjeta en filigrana en Fasinarm y un alumno preguntó: ¿quién es el incapacitado? El evento terminó con aplausos y felicitaciones.
Su voluntariado ha sido constante. Tras el terremoto de Manabí, al ver casas destruidas, reunió a un grupo de alumnos para que viajen y ayuden a los niños, distrayéndolos con juegos y paseos en la playa. También invitó a dos expertas chilenas en situaciones de desastre para enriquecer la experiencia.
La familia Gilbert fue cercana desde mi niñez: mi padre fue el primer clínico de la clínica Guayaquil y amigo del Dr. Abel Gilbert Pontón. Al nacer yo, siendo el mayor, pensó que mi padrino de bautizo fuera Roberto Gilbert Elizalde. Siempre le dijeron que la clínica estaba abierta para él y para nosotros. Un fin de año en que mi padre enfermó y fue a la clínica, la familia Gilbert, que vivía en los altos, bajó un momento a acompañarnos. Marcia es una guayaquileña auténtica. Este espacio, Cartas de Lectores, permite que quienes no asistieron o viven fuera conozcan que Fasinarm atiende a estos niños y jóvenes.
Laura Esther Gómez Serrano