Cartas de lectores: Volver los ojos a Europa

Como en décadas anteriores, pensar en que nuestra migración latinoamericana en general y ecuatoriana en particular pueda redirigirse a otros espacios para garantizarse un futuro de trabajo está entre las posibilidades de ciudadanías carentes de porvenir.

Es deseable que no existan esas necesidades de salir, de desplazarse en las poblaciones de nuestros países. Pero, desgraciadamente, hasta que esa situación ideal de trabajo se logre, hay que garantizarle a esa emigración condiciones dignas y seguras para su desempeño en otras geografías.

Con el cierre de las fronteras en Estados Unidos y las deportaciones masivas de la administración del presidente Trump, es imperioso volver los ojos a Europa; pero, como decíamos en el párrafo anterior, se hace imperioso abordar el problema.

Con certeza, a mediano plazo, tanto en Norteamérica como en Europa se requerirán trabajadores con seguridades laborales reguladas para ocupar las faenas que dejaron los indocumentados deportados y que, por obvias razones, no las podrán llenar con los ciudadanos de esos territorios. ¿Por qué no prepararnos para esos tiempos que no están lejanos?

Por otro lado, debemos pensar que las remesas (empapadas de sacrificio) de la migración deben de experimentar un vuelco y transformarse en valores monetarios de un personal que labora fuera en las mejores condiciones, como excelentes ebanistas, gasfiteros, maestros de obras, magníficos operarios de costura, cocina, cuidadores de enfermos o personas mayores.

En fin, con excelencia en todo ese universo laboral.

¿Cómo lograrlo? A partir de la cualificación. Significa que el Gobierno emprenda una estructura que corresponde a un desafío concreto: aunar los esfuerzos de distintos ámbitos institucionales, tales como ministerios de Comercio Exterior, Educación, Transporte y Obras Públicas, Finanzas, junto a gobiernos seccionales, universidades, institutos, etc., y armen estas plataformas de formación especializada, con el objetivo de que los postulantes puedan prepararse y desempeñar una actividad profesional y un trabajo específico, altamente demandado, que dé condiciones de vida decentes, respetables y justas.

María Cecilia Loor de Tamariz