Cartas de lectores: Valiosas lecciones las de Centavito
Él y sus tres hermanos llegaron al refugio con dos semanas de nacidos y fueron alimentados y cuidados con esmero por una gata que no ve
La gratitud es un sentimiento muy escaso por lo que cuando se lo encuentra se lo aprecia, igual a quien desempeña su rol de madre, pues esto no se circunscribe a parir a la criatura sino a cuidarla y formarla. Contaré con mucha tristeza la historia del gato Centavito, bautizado así porque su pelaje blanco tenía círculos negros del tamaño de la moneda. A sus dos meses de vida murió repentinamente, su cuerpo tenía apariencia de disecado, cuando su contextura era bien gordita y el día previo estaba normal. Él y sus tres hermanos llegaron al refugio con dos semanas de nacidos y fueron alimentados y cuidados con esmero por una gata que no ve, llamada Saudi. Centavito era el más cercano a ella. Era maravilloso ver cómo apenas nos divisaba corría a avisar a su mamá adoptiva sobre nuestra llegada. La Biblia en Eclesiástico 3:8 dice: “Hijo mío, honra a tu padre con obras y palabras”. Centavito era un ejemplo a seguir para los hijos que no telefonean ni visitan a su madre. Este nexo, sin vinculo sanguíneo, confirma que no se trata de la especie, sino simplemente el latido del corazón.
Marysol del Castillo