El mundo está realmente desequilibrado. Los principios éticos, morales y cívicos han ido desapareciendo paulatinamente; las religiones y el amor a Dios van perdiendo vigencia. Las actuales generaciones han cambiado sus estructuras y trastocado sus funciones. La humanidad afronta una verdadera crisis de valores. Por fortuna y pese a estos desafueros, todavía existimos un considerable porcentaje de seres optimistas que aún mantenemos viva la esperanza de mejores días. En cierto modo, los medios de comunicación también son responsables de esta debacle. La gente se muestra hondamente preocupada por los programas que se transmiten en ciertos canales, en horarios inoportunos, sin previo análisis ni restricciones, donde sin pudor se exhiben traiciones, acosos, riñas, deslealtades, mentiras, violencia, desnudos, intercambio de parejas, sexo explícito, etc., sin pensar que en esos horarios los chicos están en casa, expuestos a esta clase de programas que promueven aún más la atípica ausencia de valores cuando, al contrario, los medios deberían constituirse en referentes de comportamiento conductual y social, principalmente para la niñez y juventud en sus etapas más vulnerables. ¿Por qué los canales de TV no introducen en sus programas temas educativos y culturales para coadyuvar a la formación y reforzamiento de valores, que tanta falta hacen?, en lugar de programas ‘berretas’ que dañan mente y corazón de niños y jóvenes que constituyen la esperanza y el futuro de nuestra querida patria y del mundo.

Fabiola Carrera Alemán