Cartas de lectores: El tren implora su rehabilitación
La rehabilitación será fuente de trabajo y progreso. Es su oportunidad, señor Noboa.
Casi todos los medios escritos y televisivos recogen denuncias de que el tren histórico es víctima de abandono, vandalismo, delincuencia, que es usado como refugio de vagos, fumadores y, lo más triste, como cementerio de chatarra. Los propios extrabajadores denuncian frecuentemente ante las autoridades nacionales que los talleres y oficinas de Ferrocarriles del Ecuador han sufrido toda clase de vandalismo.
Todo esto se produce desde el gobierno de Lenín Moreno, que suscribió el Decreto Ejecutivo 1057 en 2020 y dispuso la extinción de la EFE, por lo que la situación empeoró. Desde esa época los trabajadores solicitaron reuniones con el MTOP para no dejar morir el tren, que es patrimonio nacional. El MTOP y el viceministro de Servicios de Transporte han dicho que el gobierno aspira a reactivar el ferrocarril, luego de los estudios de factibilidad, es decir a largo plazo; especialmente apuntan a terminar con la liquidación de los ferrocarriles, de manera técnica y correcta, y de la empresa, por ser muy compleja también.
El segundo objetivo es un proyecto bajo la asociación de empresas públicas y privadas. Pregunto: ¿solo quedará en proyecto? Lo que sí debo decirle, señor ministro, es que a lo largo de los cien años que funcionó el tren en su recorrido por las campiñas serranas y costeras, estuvo concentrada la producción nacional, especialmente la agricultura. Por otra parte, la artesanía cobraría interés, pues el tren favorece contra la especulación e impide los intermediarios. Además, el turismo incrementará el desarrollo económico; todo el recorrido del tren presenta hermosos paisajes.
El presidente saliente logró adecuar algunos tramos en dos localidades para fomentar el turismo. Además, quedan otros proyectos en estudios para su ejecución. Con estos ejemplos, señor presidente y MTOP, manos a la obra. Dejar en abandono el ferrocarril no es procedente. La rehabilitación será fuente de trabajo y progreso. Es su oportunidad, señor Noboa.
Robespierre Rivas Ronquillo