Cartas de lectores: El presidente de cartón

La incomunicación, silencio e indefinición del gobernante impedirán conocer sus logros

Las elecciones anticipadas, ensombrecidas por el magnicidio de Fernando Villavicencio, se desarrollaron colmadas de aburrimiento y ofertas imposibles de cumplir en tan corto período, dando como finalistas para una segunda vuelta electoral a los candidatos de la Revolución Ciudadana y el movimiento político ADN.

La segunda vuelta puso frente a frente a los obsecuentes partidarios del expresidente prófugo y al imprevisto, joven y poco conocido miembro de un movimiento político sin trascendencia, manteniendo la monotonía, que fue interrumpida cuando aparecieron las figuras de cartón en tamaño natural del candidato Noboa, que únicamente mostraban su imagen sin ningún mensaje, acorde al silencio característico del postulante.

Finalmente la elección la ganó Daniel Noboa e inició su mandato con escasa comunicación y silencio. Al parecer, esa es la estrategia o talvez la deficiencia del gobernante, pues las ha puesto muy en práctica: aún no se sabe nada respecto al plan de gobierno; el Plan Fénix para recuperar y mantener la seguridad continúa en cenizas y nadie conoce cómo y cuándo resurgirá. En silencio importó un refuerzo para la cartera de gobierno al que naturalizó apresuradamente para que pueda ocupar esta función. Con un silencio más profundo llegó a un acuerdo de alcances desconocidos con los asambleístas de la Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano, comodín del parlamento, olvidando sin recato que su triunfo electoral se debió a la votación de la mayoría de ecuatorianos que rechazan el retorno del expresidente prófugo y sus compinches. Nula reacción ante la denuncia impactante de la Fiscalía en el caso denominado Metástasis. Silencio frente a la debacle moral y administrativa del Consejo de la Judicatura. Indefinición respecto a la fuga del sentenciado exvicepresidente. Y finalmente un pliego de 11 preguntas plebiscitarias elaboradas casa adentro lejanas a los graves problemas institucionales, laborales, seguridad y otros temas que agobian al Estado ecuatoriano, preguntas que más bien parecen haber sido elaboradas para que el Gobierno gane el plebiscito y en caso contrario no ocurra nada. El tiempo del que dispone la actual administración es muy corto y la incomunicación, silencio e indefinición del gobernante impedirán conocer sus logros. O pretenderá ocultar su escasa resolución, dejándonos únicamente con la inexpresiva imagen del presidente de cartón de la campaña.

Alfredo Sánchez Núñez