Cartas de lectores | Pobre parquímetros en la Bahía y centro de Guayaquil

Por amor a Guayaquil y sus habitantes, planifiquemos con visión futurista para el bien del país.

Hace cuatro años expresé mi preocupación por el desperdicio y la subutilización que el Municipio de Guayaquil dio a la remodelación del Mercado Central. No fue una obra, sino una ‘des-obra’: eliminó la planta alta y construyó puestos sin modernidad, dignos de pueblos pequeños, no de esta ciudad pujante. El terreno entre las calles Diez de Agosto, Seis de Marzo, Clemente Ballén y Lorenzo de Garaycoa está desperdiciado. No consideraron que la ciudad crece, la población aumenta y la modernización es clave para el desarrollo y el turismo, aspecto que la administración pasada ignoró y la actual apenas intenta corregir. ¿Por qué no se construyó un edificio de al menos ocho pisos, con el mercado en los dos primeros niveles y en los superiores locales comerciales, bancos, cines y zonas de parqueo en subsuelos, además de bodegas y áreas para desperdicios fáciles de evacuar? Se perdió la oportunidad de descongestionar el centro.

Es tiempo de aplicar ideas similares al obsoleto parque de La Victoria, entre Pedro Moncayo, Avenida Quito, Diez de Agosto y Clemente Ballén, con parque de diversiones, patio de comidas y la reapertura del cine teatro La Victoria, además de almacenes y parqueaderos en pisos superiores. Lo mismo para la Vieja Casona Universitaria, respetando su fachada patrimonial y función educativa, aprovechando su espacio aéreo para departamentos o comercio, todo con buena administración.

Esto eliminaría la necesidad de parquímetros mecánicos o electrónicos que dificultan el tránsito. La clave está en mejorar circulación, ahorrar gasolina, espacio y tiempo. Estas ideas son viables con inversión extranjera en alianzas público-privadas: el Municipio aporta terrenos y exoneraciones, los inversores el capital, generando empleo y dinamizando la economía. Proyectos rentables que ‘se pagan solos’.

Queremos el progreso y modernización de Guayaquil, inspirados en ciudades latinoamericanas que usan parquímetros inteligentes con sensores y aplicaciones móviles, aunque sus costos son altos para nuestra realidad. Recordemos que parquímetro no es igual que zona de estacionamiento, pues los primeros duran poco y las segundas permanecen.

Por amor a Guayaquil y sus habitantes, planifiquemos con visión futurista para el bien del país.

César Antonio Jijón Sánchez