Cartas de lectores: Mi eterna Santa Elena

Tus bellas mujeres se pasan por avenidas de algarrobos y acacias

Musa inolvidable que te miras recreando constantemente en tu espejo de mar. Cubierta de brisa marina, luciendo en tu sien corona de flores de muyuyo, collar de perlas y pendiente largos de plata fina. Largos trajes de coloridos estampados. Te paseas airosa por tus ribetes playeros. Amando tus senderos campestres cubiertos de orquídeas y crotos. 

Descansa bajo ceibos, pechiche y guasangos. Santa Elena bonita, que te cubre de campos mineros, agrícolas y puertos pesqueros. Ofreciendo llamativas artesanías al turista de tagua, madera, balsa, paja toquilla y desechos marinos. Mi eterna Santa Elena, cómo olvidarte si me refugio en las torres de madera de tu iglesia. Bañada de sol y vuelo de gaviotas, en la noche te abraza la luna salpicada de estrellas. 

Admiro tus ocasos perfectos a lo largo de tu costa, cuando el horizonte se cubre de un manto de colores pasteles. Tu tierra despide el aroma de la arena y tierra húmeda. Perfumada por el olor de pechiche, palo santo, tamarindo y ciruela madura. Santa Elena, que reposa en la falda del cerro el Tablazo, donde un viejo faro dejó de tiritar y una iglesia de la Cruz es punto de peregrinación. 

Amado suelo de pinchagua y ballena, de barro y arena, de petróleo y sal, de romance y serenatas. Santa Elena de balnearios hermosos: Salinas, Punta Carnero, Mar Bravo, Ballenita, Punta Centinela, San Pablo, Jambelí, Palmar, Ayangue, Manglaralto, Montañita, Olón, Curía, San José, La Entrada y Rinconada, reciben viajeros en temporadas. Tierrita linda, Santa Elena, encontraste tu cruz en tu costa y cordillera, en malecones, escolleras y senderos húmedos secos por la cordillera Chongón- Colonche. 

En las antorchas de castillos petroleros. Te alegra con el canto de garzas, cucuves y gavilanes. En tu territorio arqueológico siguen abrazados los amantes de Sumpa, junto al río seco de las Vegas, una venus de Valdivia, es ícono de comuna alfarera. Tus bellas mujeres se pasan por avenidas de algarrobos y acacias. Valientes pescadores, agricultores y mineros laboran para verte grande y señorial.

Evelio Patricio Reyes Tipán