Una investigación del Senado australiano descubrió que algunos estudiantes se portaban mal y recomendó desarrollar un currículo de comportamiento. El informe reconoce que el mal comportamiento interrumpe el aprendizaje, lo que luego se refleja en pruebas internacionales, incluido el declive de resultados PISA. 

Esa es una preocupación real, los resultados, no los niños traviesos. Sería extraño tener que decirles que se porten bien para que aprendan a comportarse. Quizás la causa de esto podría ser que los padres han dejado que sus hijos se salgan con la suya, en especial durante los tiempos difíciles de COVID, o que el ‘laissez-faire’ es más fácil que la disciplina. 

El problema no es nuevo, como dijo Sócrates (469–399 a.C.): “Los niños ahora aman el lujo; tienen malos modales, desprecian la autoridad; muestran falta de respeto hacia los mayores”, pero no se mencionó que él haya desarrollado un currículum de comportamiento. Se necesita algo más sustancial que el último eslogan educativo y sí, nuevamente se impone a los docentes que hagan el verdadero trabajo.

Dennis Fitzgerald