Cartas de lectores: Jugando carnaval

El juego deja de ser un juego cuando hay violencia, no miden las consecuencias

El juego del carnaval parece solo un juego, pero cuando uno se divierte causando daño, ya no es un juego sino una maldad. Lanzar bombas con agua ya no es inocente, deja de serlo cuando el bombazo lo lleva al hospital. Si quiere jugar, hágalo con quien quiere hacerlo; es una falta de respeto mojar a quien no quiere. La incultura sale a relucir durante la festividad y se pone como pretexto la tradición; ya no es un juego cuando se vuelve vengativo. Si se divierte lastimando al prójimo, algo anda mal dentro de usted; hay morbo. Usted no sabe lo que sucede luego de su agresión. La espuma de carnaval provoca alergias, el juego se volvió de villanos, estamos mal. Puede divertirse sanamente, busque la forma de hacer algo diferente, no ensucie con anilina el cabello de nadie, no ensucie su conciencia con esta malicia. Si quiere jugar, juegue sin perjudicar a nadie. Si considera divertido coger agua de la alcantarilla y arrojar un balde con agua sucia a los transeúntes, si cree que está bien reventar un huevo en la cabeza, ha caído bajo... No tiene juicio ni moral, recupere la cordura y juegue con quienes se ponen de acuerdo con usted. El juego deja de ser un juego cuando hay violencia, no miden las consecuencias, actúan con insensatez; recapacite y haga lo correcto. ¿Cuándo el juego deja de ser un juego? ¿Le parece divertido causar daño a su prójimo? ¿Cómo podemos jugar sanamente? Hebreos 11:25... escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado. Reina-Valera. 1960.

Agustín Romero