Cartas de lectores | Jorge Glas, entre la justicia y la compasión

Este caso reavivó otros escándalos, como Odebrecht, Metástasis y las redes de corrupción dentro del gobierno

Nacido en Guayaquil en 1969, Jorge Glas presentó su tesis de ingeniería eléctrica en la Espol en 2008 copiando capítulos de El Rincón del Vago, incurriendo en el delito de plagio. Fue vicepresidente desde mayo de 2013 hasta diciembre de 2017. En 2007 presidió el Fondo de Solidaridad y en 2010 fue coordinador de Sectores Estratégicos, superministerio con amplias competencias. Ante la imposibilidad de postularse, Correa eligió a Lenín Moreno y Glas como candidatos, quienes ganaron tras un supuesto fraude liderado por Juan Pablo Pozo, presidente del CNE y aliado de Correa, con apoyo de los hermanos Alvarado. Moreno, inicialmente subordinado a Correa, rompió con él, lo que derivó en una disputa que persiste. Moreno marginó a Glas, quien fue destituido en enero de 2018 y condenado a seis años por asociación ilícita y ocho por cohecho en el caso Odebrecht. El 28 de noviembre de 2022, con ayuda de Wilman Terán, presidente de la Judicatura, Glas obtuvo libertad mediante un ‘habeas corpus’ emitido por el juez Emerson Curipallo, quien fue condenado a 40 meses de cárcel. Con libertad condicional, fue llamado a declarar por peculado en la reconstrucción tras el terremoto de Manabí en 2016, delito que implica 13 años de prisión. Este caso reavivó otros escándalos, como Odebrecht, Metástasis y las redes de corrupción dentro del gobierno. Ante nuevas acusaciones, Glas pidió asilo en la embajada de México, país que se ha convertido en refugio de políticos ecuatorianos. Previendo un escape como el de María de los Ángeles Duarte, el presidente Noboa ordenó la incursión en dicha embajada y la captura de Glas. Las protestas de México, correístas y de Correa no detuvieron a Noboa, quien reafirmó su autoridad. Actualmente se espera sentencia y la Fiscalía ha solicitado 13 años de cárcel y una restitución de 225 millones de dólares. Como otros correístas, Glas se declara perseguido político y no ha devuelto un solo dólar. El capo mayor Correa ya se olvidó de su testaferro Glas y dirige sus baterías contra el nuevo gobierno, que lo considera un alienado más despotricando en el pobre país.

Carlos Mosquera Benalcázar