Cartas de lectores: Horrible gobernar con enemigos

Los correístas, incapaces de aceptar la derrota de ‘Rana René’, desautorizan a figuras como el alcalde y la prefecta de Quito

Daniel Noboa nunca soñó con ser presidente. Su inesperado triunfo dejó desconcertados a los correístas, que de inmediato se volvieron sus enemigos, saliéndoles el tiro por la culata. El 13 de abril, Noboa ganó con una diferencia arrolladora de 1’200.000 votos sobre Luisa González, marioneta política que creyó que con canto y baile bastaba, mientras su mentor, moviendo mal los hilos, la condenó al fracaso. Ni siquiera aprovecharon a Verduga, un pícaro que habría tenido más chance que ‘Rana René’, pero que de ganar habría sido peor que Lenín Moreno. Hasta ahora, Noboa lidera, aunque enfrenta enemigos poderosos que ya intentan desacreditarlo con teorías absurdas como la ‘tinta misteriosa’ marca Correa, un fraude ridículo que evidencia desesperación. Suman ya 10 años de exilio para muchos de los suyos: seis en México y otros cuatro más por venir.

Noboa recibió un país golpeado por mafias. Las políticas correístas, como la ley de Puertas Abiertas, permitieron el ingreso fácil de delincuentes y la libre distribución de droga. Correa construyó vías inútiles como la que termina en un bosque, y al cerrar la Base de Manta con el pretexto de la soberanía, dejó los cielos libres para el narcotráfico. En la frustrada Refinería del Pacífico se gastaron $ 1.500 millones solo en movimiento de tierra, con un sobreprecio de $ 2.400 millones en una obra nunca realizada.

La corrupción es el mayor reto de Noboa. Entidades como el Cpccs y el Consejo de la Judicatura se convirtieron en herramientas para delinquir, con jueces y fiscales protegiendo a los suyos. En el Cpccs incluso surgió la ‘Liga Azul’, red criminal que ubicaba testaferros en entidades como la Superintendencia de Bancos, facilitando el lavado de dinero.

Los correístas, incapaces de aceptar la derrota de ‘Rana René’, desautorizan a figuras como el alcalde y la prefecta de Quito por reconocer el resultado sin permiso. Esta postura solo alimenta la bronca y la subversión de quienes siguen ciegamente a su líder, un psicópata desde cualquier ángulo. Gobernar con enemigos así será un enorme desafío.

Carlos Mosquera Benalcázar