Para nacer como República del Ecuador tuvimos tres batallas importantísimas: como la de Junín, el 6 de agosto de 1824, que se libró por la independencia de América. En ella Bolívar alcanzó la inmortalidad. La de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, donde participó de forma valiente el Gral. Antonio José de Sucre; en Condorcunga venció a los españoles, a quienes los guiaba el virrey José de la Serna. Y la de Tarqui, el 27 de febrero de 1829, muy sangrienta y con grandes tintes de patriotismo jamás antes visto, por ambas partes. Pero el 27 de febrero de 1829 la estrategia del Gral. Sucre y el coraje del Gral. Flores, junto a la contundencia de sus soldados, dieron poco a poco sus frutos. Los peruanos fueron derrotados en todos sus frentes y flancos; diciendo: “sálvense quien pueda”, huyeron. Bajo estas tres batallas, cuya historia tiene color tinta sangre de sus heroicos patriotas, nació el 13 de mayo de 1830 la República del Ecuador. Algunos notables heroicos del 10 de Agosto de 1809 suscribieron el Acta por medio de la cual acordaron la separación del Distrito del Sur de Colombia y la creación del Estado ecuatoriano. Esta es la verdadera historia que debemos valorar, y hacer honor a quienes nos dieron la libertad a pulso y sangre. Esa es nuestra herencia, no permitamos que políticos corruptos la borren, mancillen y pisoteen; no venimos de la nada, somos Ecuador.

Jaime Andrés Véliz Ortiz