Cartas de lectores: Cómo evitar ser un Estado fallido

¿El primer paso? Erradicar los conflictos de interés.

Se acepta que un Estado no es fallido cuando funciona democráticamente. En Ecuador los mecanismos de la democracia se han alterado profundamente, al extremo que buena parte de las instituciones funcionan por exceso de manipulación. Hay un elemento adicional muy importante: la desnaturalización de las instituciones republicanas, como la administración de justicia, la Contraloría, los ministerios y la Función Legislativa. 

Una sociedad democrática tiene un buen sistema de justicia, un eficiente aparato de control público y una división de poderes equilibrada (cada parcela de poder no invade las demás). Es increíble que en nuestro país se haya desvalorizado a las instituciones republicanas al extremo de que el concepto de seguridad está afectado por una prosperidad casi inexistente, cuando debería ser todo lo contrario. El Ejecutivo debe ser una persona dechada de virtudes, con poca cabida a vicios, entre estos, la conspiración para desaparecer al movimiento político que auspició a Fernando Villavicencio; superar actitudes rocambolescas y concentrar su talento en la recuperación de la institucionalidad. 

El Legislativo debe dedicarse a fortalecer los fines teóricos en donde los objetivos éticos más perdurables sean el orden del día; no perder el tiempo en acatar órdenes de Correa, que hacen más daño que nunca. Los representantes deben ser más profesionales y no parte de palancas de deseos inmorales. En los organismos de control, que tienen el fin más apropiado, está el juicio de residencia que ahora se ha diversificado penalmente y se ve que funciona con alto grado de gestión. Hasta el más humilde tipo que delinque esboza un plan para robar, defraudar o atentar contra la vida y el orden público. 

Quienes forman parte de esta clase de crimen saben que al organizarse lo hacen para evitar el castigo, corrompiendo y burlándose. El juego sucio tiene que ser eliminado para que la institucionalidad se enderece. Y el juego limpio debe ser el método ideal para hacerlo, con honestidad y tolerancia nula a la corrupción. Es el camino por el cual Ecuador puede salir del atolladero. ¿El primer paso? Erradicar los conflictos de interés.

Francisco Bayancela González