El espectacular happy birthday que prepararon con mariachis quedó para la historia; fue reemplazado por un bulto de ropa naranja que le dan en La Roca a los pillos más peligrosos, esos que prefieren ser transferidos a otra cárcel más cercana a México, país convertido por AMLO en fortín narco y refugio de facinerosos ecuatorianos. Difícil entender el gasto en un avión descomunal para que viaje una mujer y el relajo mundial armado por Correa al respirar por la herida, despotricar contra Noboa y Salazar, decir que la incursión en la embajada es “un casus belli” (motivo de guerra), hacer referencia a que México “podría bloquear el puerto de Guayaquil y quebrarnos en dos meses”, afirmar que secuestraron en suelo extranjero a la delegación diplomática mexicana, pedir sanciones a la Comunidad Económica Europea y otras estupideces del psicópata herido porque se le dañó el pastel; dislates que configuran el delito de traición a la patria con que la ministra de Trabajo demandó a Correa y pidió suspender sus redes sociales. Increíblemente, el escándalo lo causa el prófugo por defender a un ladronzuelo. Mientras tanto, en la embajada todo era ajetreo, se acercaba la hora cero, “apuren, ya tenemos que irnos” se escuchaba. El Sr. Roberto Canseco, suplente del embajador, con ropa de campaña apuraba las maletas; el nerviosismo era evidente. Sabían que se estaba cometiendo un grave delito que tendría repercusiones puesto que Glas no es un ladrón cualquiera: solo de entrada le sacó $ 50 millones a Conceição Santos y del reparto de semejante suma gozarían todos los pillos que pueblan La Roca. El avión iría a su hangar y el vehículo al departamento de otro fugado, donde un ejército de cleptómanos le soplaría las velas con mariachis y todo, cobijado por el pícaro que sabe a quién asila. Ecuador sabía en lo que se metía al desafiar a la ONU, OEA y todos los organismos que se reúnen y que ninguna importancia dan a la Cultura de la Legalidad, que “es el antídoto para tratar la metástasis de corrupción que vive Ecuador”. El juicio de Pólit en Miami, donde se habla con pruebas de las millonadas que Glas recibió de Odebrecht, acabaron de liquidarlo para siempre; la prisión de Correa sería su ultimo consuelo. Lo sucedido se resolverá ‘por las buenas’ entre Ecuador y México; la realidad de la economía, los intercambios de productos, los negocios, que son la vida de los países, y la realidad de la vida, se impondrán.

Carlos Mosquera Benalcázar