Cartas de lectores | ¡Abrir las puertas del infierno!
La maldad está en lo alto, supera a la educación, es de mentes enfermizas imponer con violencia su actuación
Nunca imaginamos escuchar esta amenaza tan poco digna de un país hacia otro por la supremacía geopolítica que hoy a todo el mundo indigna.
Irán ofreció a Israel “abrir las puertas del infierno” por los ataques sufridos. La ambición de ser potencia nos demuestra con dolor que el mundo está confundido con esta cruenta guerra sin amor y sin sentido.
Ya se abrieron los cielos asustados dolidos, al ver al mundo sucio y en lo que se ha convertido. La violencia lacerante está inmersa en la gente, que ya no piensa, ataca de manera consciente. El mundo clama justicia pero reina la malicia, pues todos quieren reinar y de lo ajeno adueñarse, ¡qué injusticia!
Hoy la tierra prometida, con sus conflictos temibles por la lluvia de misiles, nos causa tal conmoción, que le rogamos a Dios que acabe pronto esta guerra, la amenaza nuclear y el dolor que nos lacera.
Los ataques son terribles, todos fabrican misiles dizque buscando la paz, pero son armas letales que atizan la contienda que será una vil condena que a todos afectará; y aunque ganen la cruel guerra, hasta sus almas las perderán.
Los alegatos y pasiones son tan fuertes que alteran nuestra razón; ante tanto sufrimiento se lacera el pensamiento y la acción. Vencedores y vencidos viven en angustia total, pues cada cual tiene su verdad; el mal hoy es compartido y el bien es estrella fugaz.
¡Hoy pedimos de rodillas que el bien tenga asidero!, porque el mal primero nos astilla, robándonos, de la paz su semilla.
El cielo llora a raudales porque la unión tambalea. En el mundo la pelea es la institución reinante; como acémilas flagrantes quieren usurpar lo ajeno. El respeto a lo privado duerme ya el sueño eterno.
La maldad está en lo alto, supera a la educación, es de mentes enfermizas imponer con violencia su actuación. Es hora de poner fin a esta amarga disputa entre los buenos y los de temer, que enlutan; para estos, que Dios les quite el poder para que cambien su ruta.
Myrna Jurado de Cobo