Cartas | Ecuador en la encrucijada: ¿es necesaria una nueva carta magna?

¿Seremos capaces de aprender de nuestra historia y de experiencias regionales para tomar una decisión sensata?

El presidente Noboa ha propuesto aplicar el art. 444 de la Constitución para convocar una Asamblea Constituyente que redacte una nueva carta magna. Esta iniciativa ha generado debate sobre su pertinencia, riesgos e intenciones. ¿Es una necesidad histórica o una maniobra política disfrazada de reforma? El art. 444 permite la convocatoria por iniciativa presidencial, popular o de dos tercios de la Asamblea, pero requiere consulta popular. Noboa enfrenta el reto de legitimar democráticamente una transformación constitucional sin consenso ni emergencia institucional evidente. ¿Es una decisión unilateral o un clamor ciudadano? Un argumento a favor de la propuesta es que la Constitución de 2008, aunque progresista, se ha vuelto obsoleta ante los retos actuales del país: inseguridad, crisis económica, migración y deterioro institucional. Sin embargo, muchos problemas pueden resolverse con reformas legales y políticas públicas, sin refundar el Estado. ¿Estamos dispuestos a abrir la caja de Pandora de una Constituyente sin conocer sus consecuencias? Estas asambleas en Latinoamérica han sido arma de doble filo, como en Venezuela o el intento fallido en Chile. ¿Puede Ecuador correr el riesgo de mayor inestabilidad al reescribir su Constitución? Y existe riesgo de que se convierta en un espacio de pugnas partidistas y ambiciones personales. La representación de sectores y nacionalidades es clave, pero a menudo estas instancias terminan dominadas por mayorías coyunturales. ¿Podemos confiar en que una Constituyente representará la pluralidad de Ecuador? Cabe preguntarse si Noboa busca fortalecer la institucionalidad o consolidar su proyecto político a largo plazo. Su mandato es corto y una Constituyente podría tener efectos mucho más allá de su periodo. ¿Es prudente rediseñar todo el sistema institucional con tan poca legitimidad? La decisión recae en los ciudadanos a través de la consulta popular, pero para decidir con claridad es necesario un debate amplio y transparente. ¿Estamos preparados para deliberar sobre el tipo de país e institucionalidad que queremos para futuras generaciones? La propuesta de Noboa de activar el art. 444 es audaz, pero peligrosa si no se maneja con responsabilidad. Ecuador está en una encrucijada: puede optar por una transformación que refuerce la democracia o caer en un proceso que fragilice aún más su institucionalidad. ¿Seremos capaces de aprender de nuestra historia y de experiencias regionales para tomar una decisión sensata?

Fernando Alburquerque