Cartas de lectores | Puedo escribir versos más tristes a cualquier hora
Puedo escribir versos más tristes a cualquier hora, hasta que me duerma. Para siempre
Escribir, por ejemplo, la noche está en silencio. Y la tarde bulliciosa por el tráfico. Ya no escucho tu vocecita a mi lado.
No es que quiera pensar en ti para estar triste, es mi tristeza que te añora. Siempre te quise, a veces te quise más. Ahora te quiero un montón. Todo se trata de ti. El mar, el cielo, el infinito. Cada uno tiene mucho de ti. Todo lo que escribo tiene algo de ti.
El otro lado de mi lecho alguien lo podrá ocupar, pero el otro lado de mi pecho, nadie jamás.
Alguna vez te dije que no te culpaba si no sentías nada por mí, pero sí te culpo por todo lo que siempre sentí por ti. Y hoy, ¿ en qué estrellas fulgurarás? Veo el firmamento y no estás. Mientras más te busco menos te encuentro.
El poeta dijo: “es tan corto el amor y tan largo el olvido”. Para mí fue tan largo el amor y todavía no te olvido. En madrugadas de insomnio, como esta, te hablaba aunque aún dormías. Porque tu silencio era receptivo. Al menos eso quería imaginar; jugaba a que nos entendíamos muy bien. Sin discusiones. Perfecta armonía. Como un piano y un violonchelo en sí menor.
Aún me preguntan por ti. Todavía no les contesto. Estoy vacío. Sin palabras. Te las llevaste todas. Eras casi perfecta, no por halagarte, sino porque me conocías muy bien y a pesar de eso me amabas, más que yo mismo.
Puedo escribir versos más tristes a cualquier hora, hasta que me duerma. Para siempre.
Roberto Montalván Morla