Cartas de lectores | ¡Hay que sembrar... primero!

La vida nos brinda señales contrapuestas; los verdaderos valores ya no tienen respuesta, han cambiado su esencia

Es tan corto el vivir y es tan largo el olvido, que no debemos dejar que la monotonía inunde nuestros sentidos.

No miremos el huerto del vecindario sin antes tener presente el nuestro, donde está lo que hemos sembrado, regando con amor e ilusión para cosechar lo deseado. Si nuestro jardín no está muy florecido, rociémoslo cada día con acciones positivas. Ellas nos permitirán  vivir con dignidad, para  ser un ejemplo en la vida. Que el diario compartir con nuestros seres queridos sea con emoción y que nos invada en toda ocasión, así haremos brotar sonrisas que alegren al corazón. A veces nos hundimos en la negación ante tantas noticias funestas y especulaciones que nos llenan de pesar y confusión. Entonces nos preguntamos: ¿cómo erradicar el mal y a quién debemos culpar? La respuesta es obvia: a todos; pero escuchemos su palpitar y obrar para luego, sin condenar, poder opinar.

Siempre debemos tener un proyecto en nuestra vida para que no se sienta perdida. Un norte a donde ir, para no estar a la deriva como barco sin dirección y futuro sin ilusión. Comencemos de a poco y sin aspaviento, lo importante es el intento que hacemos para triunfar. Con paciencia, esperar el resultado ansiado; no seamos tercos, obcecados, pues el buen fruto será negado.

La vida nos brinda señales contrapuestas; los verdaderos valores ya no tienen respuesta, han cambiado su esencia, y sin premisa,  ahora todo es diferente. ¡La verdad causa risa! La juventud ignora lo que la vida vale y se venden a diario por monedas letales, no le dan importancia al amor verdadero; por eso es errado su camino y con pesar destruyen su destino. Los padres ya no inculcan el respeto anhelado, legado vigoroso de sus antepasados. Hoy vulneran deberes pero reclaman derechos, hay que guiarlos con cariño y sin despecho.

No marchiten a diario las horas del vivir, ya que están construyendo el camino a morir. ¡Ánimo corazón!, tú eres quien guía y le canta a la vida sus melodías., el embrujo de lo que ha de venir porque ansiamos lo que es bueno y no nos hace daño.

Myrna Jurado de Cobo