Cartas de lectores | ¿Estamos en camino a un retroceso democrático?

La fragmentación social y la falta de liderazgo agravan el riesgo de retroceso democrático en Ecuador

Gran parte de lo que ocurre en Ecuador -la deriva autoritaria, la degeneración jurídica y el manoseo de la Constitución- es posible gracias a la enorme dispersión y fragmentación social. Hoy en día hay escasa cultura organizacional, ciudadana y de derechos sociales. Por ello urge incentivar una nueva disposición de la sociedad ante el Estado y los asuntos públicos, con énfasis en los compromisos y responsabilidades ciudadanas frente al interés colectivo.

Parte de esa tarea recae en los partidos políticos, hoy opacados y desacreditados por la corrupción. El esfuerzo de algunos demócratas es valioso, pero requiere una valoración realista de las condiciones actuales.

Descartadas ciertas herramientas de participación y contrapeso, la relevancia de un movimiento social coherente y lúcido se duplica. Sin embargo, la sociedad sufre una retracción en su capacidad de movilización, debido a la pauperización de la clase media, el debilitamiento de gremios y sindicatos, y el decrecimiento del activismo estudiantil.

Es cierto que el régimen neutraliza muchas voces y sectores, pero la historia nacional ha mostrado fuerzas que, pese a obstáculos, fueron superadas por la convicción ciudadana. El problema no es solo la intimidación, sino la crisis de contenido y liderazgo.

¿Qué queda para contrapesar el giro contra la democracia? El reto y la invitación a la Academia, la Iglesia y el empresariado consciente para que expresen sus preocupaciones y desazón ante la insidiosa semilla que podría esparcirse en el país. ¿Serán expresiones insuficientes? Tal vez, pero ante el cierre de espacios y los nubarrones sobre nuestra frágil democracia, la ciudadanía necesita una luz que oriente y voces -por tímidas que sean- que la reconforten, coincidiendo en que no está sola y que este no es el camino ni el cambio que necesita la nación, ni mucho menos el riesgo de retroceder democráticamente.

Mario Vargas Ochoa