Cartas de lectores: Diagnóstico Tetralogía de Fallot en la Asamblea
En resumen, no esperemos el resultado trágico de la sangre azul en nuestra institucionalidad dentro de 10 años
En 1998, según la Constitución, en la especialidad de Administración existía la materia de Organización y Métodos. La Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa en su Disposición General Séptima exigía que para ser director en ese puesto se requería la aprobación de la Dirección Nacional de Personal (DNP). En Administración, para explicar la estructura orgánica de las empresas se la compara con el cuerpo humano. Si comparamos la Asamblea, primer poder del Estado, con el corazón, observamos que en él circulan dos tipos de sangre: oxigenada y desoxigenada, separadas por un tabique. Si este tabique no existe, se produce una enfermedad llamada ‘sangre azul’, y si no se corrige en un promedio de tres años, el cuerpo muere. Imaginemos que el corazón es la Cámara de la Democracia, donde circula el parlamento de los asambleístas, de dos tipos: provinciales y nacionales. Según la lógica administrativa, los asambleístas provinciales se relacionan con más de 200 cantones agrupados en los GAD (Gobiernos Autónomos Descentralizados) de las 24 provincias.
Su responsabilidad es generar regímenes de desarrollo utilizando las herramientas de la administración: planificar, organizar, dirigir y controlar (art. 275 de la Constitución. Sin embargo, esta ‘circulación’ dentro del corazón de la democracia no cuenta con un ‘tabique’ que separe la gestión de los asambleístas provinciales -relacionados con los GAD- de la de los nacionales, quienes tienen competencia en el control constitucional, ministerios, Contraloría, Procuraduría, Fiscalía y el Consejo de la Judicatura, junto con sus actores nacionales. El resultado de esta mezcla es que, en promedio, cada diez años cambiamos la Constitución. Al estar mezclados provinciales con nacionales se produce un estancamiento en la administración: unos empujan hacia adelante y otros hacia atrás. Surgen los ‘asambleístas bisagra’ y también el ‘del maletín’. A esto se suma la infiltración del narcocrimen internacional, cuyos tentáculos invaden las riquezas del país a través del crimen organizado.
Este prólogo está dirigido a quienes tienen la mente abierta, en línea con la famosa sentencia de Albert Einstein: “The imagination is more important than knowledge” (La imaginación es más importante que el conocimiento). En resumen, no esperemos el resultado trágico de la sangre azul en nuestra institucionalidad dentro de 10 años. La solución es la bicameralidad.
Salvador L. Autheman