Cartas de lectores | Cuando los sentidos nos salvan

Comparto esta experiencia para invitar a cuidar nuestra salud y prestar atención a las señales del cuerpo

Luego del covid mis sentidos del olfato y del gusto quedaron profundamente afectados. Lo que al principio parecía solo una molestia menor terminó recordándome lo frágiles -y perfectas- que somos como creación de Dios.

Nuestro cuerpo es una máquina maravillosa, diseñada con precisión para mantenernos en equilibrio y protegernos.

Hace pocos días tuve una experiencia que me lo confirmó. Una de las hornillas de la cocina se apagó sin que me diera cuenta, y el gas empezó a salir lentamente. Yo no percibí absolutamente nada. Fueron mis hijos quienes, al notar el olor, corrieron a avisarme. Gracias a ellos, evitamos lo que pudo haber sido una tragedia.

Ese momento me hizo reflexionar sobre algo que todos sabemos, pero pocas veces asumimos: no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Vivimos tan acostumbrados a nuestros sentidos -a ver, oler, saborear, escuchar- que olvidamos que cada uno cumple un papel esencial en nuestra supervivencia.

Hoy comparto esta experiencia para invitar a cuidar nuestra salud y prestar atención a las señales del cuerpo. Si, como yo, sufre secuelas del covid o cualquier otra condición que haya disminuido sus sentidos, no lo tome a la ligera. Busque atención médica, adapte su entorno y manténgase alerta. Dios nos dio estas herramientas para cuidarnos. Honremos ese regalo, porque solo cuando un sentido falla entendemos cuán vitales son todos los demás.

Paula Pettinelli